Este premio es un reconocimiento a todos aquellos que viven día a día con este terrible mal, un reconocimiento a los enfermos, a los familiares, a la lucha diaria que tanto unos como otros tienen que sobrellevar desde que la enfermedad aparece en sus vidas.
Y por eso es tan sumamente importante, porque además de ser para la actriz, a título personal, la culminación de una carrera cinematográfica intachable, es la mejor muestra de visibilidad que una enfermedad tan “escondida” aún, como el mal de alzhéimer, puede tener.
Era la quinta vez que Julianne Moore estaba nominada, pero nunca había conseguido obtener la tan preciada estatuilla de los Oscars. Pero en esta ocasión era distinto, porque su interpretación cargada de autenticidad, mostrando al mundo la evolución de la enfermedad del Alzheimer, ha hecho que la actriz consiga el tan anhelado sueño de la estatuilla dorada.
“Y Julianne Moore nunca olvidará esta noche, la gran noche que ganó el Oscar”, porque como dijo la actriz en sus palabras de agradecimiento «Me rompe el corazón la soledad de los enfermos de alzhéimer», y por eso, este premio es por y para ellos.
Gracias Julianne, de todo corazón, por haber recordado a los que, por desgracia, ya no recuerdan