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Julio no nos da tregua, las altas temperaturas están aquí desde que empezó el mes y parecen que no quieren marcharse. Tantos días de calor empiezan a sentirse en nuestras piernas y pies, no solo los notamos más cansados, sino que empiezan a hincharse, pero ¿por qué pasa esto y qué podemos hacer para mejorarlo?

La Fisioterapia respiratoria siempre es necesaria, más aún en un paciente de alzhéimer, pero es ahora, en estos tiempos del COVID 19, cuando cobra un especial valor. No solo si hemos padecido la enfermedad, sino de manera preventiva.

La artrosis es una de las enfermedades óseas más comunes y frecuentes en la población, sobre todo, en personas mayores de 50 años, que ven como poco a poco, los huesos de su cuerpo sienten cada vez más dolor y desgaste.

Hoy queremos invitaros a leer este interesante artículo en el que se intenta responder de forma clara a una de las cuestiones más clásicas a la hora de tratar alguna dolencia física de músculos o articulaciones. Muchos se preguntan que es más recomendable, si usar frío o calor, para la zona afectada. Y en este caso, una fisioterapeuta nos da las claves para saber la forma de utilizar ambas cosas para obtener la mayor eficacia clínica posible.

Como ya es sabido, una de las partes del cuerpo que más sufren el desgaste de los años son las caderas, y es por ello que entre la población mayor, fortalecerla es una de las prioridades en cualquier programa de rehabilitación física que se realiza.

El miércoles nuestra psicóloga Mª Magdalena Galindo nos hablaba sobres las alteraciones de sueño y los problemas para conseguir una pauta de sueño productiva y ordenada, hoy añadimos una recomendación muy efectiva a las ya comentadas el miércoles: las técnicas de relajación. Hay 3 formas de relajación que podemos poner en practica con nuestros mayores, aunque presenten deterioro cognitivo:

El cuidador no solo convive día a día con la enfermedad de la persona a la que cuida, sino que debe luchar contra sus propias afecciones y dolores, una de las más comunes  son las contracturas, sobre todo cuando la persona que tienes a cargo no es capaz de colaborar en el aseo, los cambios posturales o las transferencias de peso.

¿Quién no ha tenido un callo que le dolía tanto que era incapaz de caminar bien?  ¡Sabemos la importancia de mantener en buen estado nuestros pies, una uña encarnada, una dureza, un ojo de gallo…nos pueden hacer que dejemos de movernos para evitar el dolor que nos producen al andar, por no hablar de las deformidades propias de la edad que sufre el pie, como juanetes, dedos en martillo o dedos en garra!

Hablábamos la semana del túnel carpiano y cómo es posible que cuidadores se encuentren con esta patología, hoy os explicamos cómo es posible resolver los síntomas, sobre todo el hormigueo y la falta de sensibilidad en dedos y manos con una serie de sencillos ejercicios.

 El estiramiento de la musculatura flexora (muñeca y dedos, aductor del pulgar y pronadores), realizados varias veces al día liberan la presión del nervio mediano. Cada estiramiento se mantiene unos 15 segundos, y se repite entre 8 y 10 veces.

Muchos son los problemas físicos que acompañan al cuidador que tiene una persona dependiente a su cargo, en su mayoría son dolores de espalda y tendinitis de hombro, algunos son menos frecuentes, pero no por ello menos molestos, como por ejemplo el síndrome del túnel carpiano.