Y es que ni la edad avanzada ni el Alzheimer pueden con la ilusión y la magia que se desprende de un regalo inesperado, la emoción de la sorpresa y el cariño de la persona que dedica su tiempo a hacernos un poquito más felices.
Es increíble ver como se les encienden los ojos al oír su nombre cuando los iban llamando los reyes para darles el regalo, un regalo que por pequeño que sea en ese momento se convierte en el mejor regalo del mundo, que bonito es mantener esa magia, en volver a creer, aunque solo sea por unos minutos.
Ojala este 2024 sea un año repleto de magia e ilusión, lleno de pequeños momentos de felicidad donde podamos volver a sentirnos como niños ilusionados ante la llegada de los reyes magos.