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En una investigación publicada por la revista científica “Journal of Neuroscience” demuestra algo que ya se ha venido intuyendo desde hace tiempo en la comunidad científica,  que los golpes frecuentes y continuados en la cabeza ven deteriorando el “sistema de eliminación de residuos” del cerebro, el llamado “sistema glinfático”, función cerebral  que  ha sido descubierta hace poco tiempo.

Lo que la investigación expone es que cuando hay una limpieza cerebral inadecuada, las proteínas tóxicas como la Beta-Amiloide o la Tau, se acumulan más rápidamente y en mayor cantidad, desencadenando posteriormente la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o la encefalopatía traumática crónica (una patología caracterizada por trastornos conductuales asociados a la acumulación en el cerebro de proteínas tóxicas, igual que en la demencia alzhéimer), más conocida como la demencia del pugilista.

Los cambios en las conexiones cerebrales entre las neuronas que pueden detectarse con una sencilla técnica de Resonancia Magnética Computerizada servirían como biomarcador de la enfermedad de Alzheimer, según ha podido confirmar  un  estudio llamado “Iniciativa Neuroimagen de la Enfermedad de Alzheimer (ADNI)” y que ha presentado sus conclusiones en la reunión anual de la “Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA)”.

Otro pasito más para la detección precoz de la enfermedad.

Han sido un grupo de científicos de la Universidad de Gante (Bélgica) los que han observado que las personas con mal de Alzheimer que son bilingües tienden a  desarrollar la enfermedad entre cuatro y cinco años más tarde que quienes solo hablan una lengua.

Estos resultados han confirmado estudios previos que ya  sugerían la importancia de dominar dos lenguas para enlentecer el envejecimiento cerebral y mejorar  la reserva cognitiva de nuestro cerebro.

Parce ser que el trabajo constante que se necesita para dominar dos idiomas a la vez es una forma de entrenamiento cerebral que  lo protege de su degeneración.

Otra clave más para la prevención o el retraso en su aparición.

Quizás deberíamos ir pensando en ampliar nuestro conocimiento de otras lenguas si con ello hacemos mejorar nuestras funciones cognitivas.

¡¡¡Nunca es tarde para empezar!!!

Ya podemos constatar científicamente de qué forma se extienden las proteínas tóxicas en el cerebro humano. Los resultados han salido a la luz a raíz de una investigación dirigida  por el científico Yasser Iturria Medina, investigador del “Instituto Neurológico de Montreal” (Canadá) y cuyos resultados se han publicado recientemente en la revista  “PLOS Computational Biology”.

 De esta forma y tras analizar los resultados obtenidos en la misma, se puede explicar de forma matemática la propagación de las proteínas tóxicas, que se relacionan con el envejecimiento y las enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer.

La propagación es similar a la de enfermedades epidémicas de la sociedad, pero dentro del sistema nervioso y el cerebro. Una especie de contagio masivo que se extiende imparable por todo nuestro cerebro y las zonas adyacentes conectadas con él.

Avance importante porque permite saber el modo de expansión de las sustancias nocivas para intentar buscar una forma eficaz de detenerlas.

Esta noticia es la prueba fehaciente de lo que desde hace tiempo viene observándose, tanto en el entorno investigativo, como en el ámbito médico y de los centros que trabajan directamente con los enfermos de demencia alzhéimer o demencias afines.

Para poder abordar la enfermedad y sus síntomas de forma eficaz y efectiva, lo más importante es adelantarse a ella, poner barreras de contención que impidan o al menos retrase su aparición hasta que la medicina encuentre un remedio para la misma.

La detección temprana de la enfermedad, incluso antes de que desarrolle los primeros síntomas es la clave, la llave maestra que puede abrir nuevos caminos de esperanza ante esta cruel patología.

Según revela un estudio del “NYU Langone Medical Center” de Estados Unidos las dietas que presentan un menor consumo de calorías hacen posible que el proceso de envejecimiento sea mucho más lento.  

Ya se sabe desde hace años que las personas que comen menos, tiene una esperanza de vida mayor, pero este estudio no solo corrobora ese dato, sino que nos demuestra la importancia del control de calorías en nuestra dieta porque si comemos de forma hipocalórica, nuestro cuerpo y sobre todo nuestro cerebro envejecen más lentamente.

Así que esta es otra muestra más de la influencia de la alimentación en nuestra salud y en nuestra calidad de vida, sino como suele decirse “Somos lo que comemos”, debemos aprender a comer mejor para envejecer también mejor.

Según ha podido comprobarse en  un estudio realizado por científicos del Instituto de Investigación Scripps (TSRI), en California, algunas enfermedades producidas por  un "mal plegamiento de proteínas", tales como la fibrosis quística o la enfermedad de Alzheimer, pueden agravarse y empeorar por la propia respuesta del cuerpo contra ese desarrollo erróneo de proteínas.

Los autores han descubierto que existe un sistema de defensa celular de nuestro propio cuerpo que lucha contra el mal plegamiento de las proteínas, la llamada "respuesta de choque térmico", que al activarse aumenta la gravedad de los síntomas de la enfermedad. La reducción de su actividad disminuyó los síntomas y mejoró la eficacia de los tratamientos para dichas patologías.

No es la primera vez que en nuestra web hacemos referencia a las investigaciones que asocian determinados componentes de la personalidad de un individuo con el mayor riesgo de padecer demencias degenerativas como el mal de alzhéimer.

Pero hoy vamos mucho más allá, y es que ya no son solo las características de personalidad de una persona, sino factores externos asociados a un posible malestar psicológico, tales como ansiedad alta o estrés, los que están comenzando a demostrar sus efectos negativos en el funcionamiento cerebral.

Esta es la conclusión a la que ha llegado un grupo de investigadores del “Baycrest health sciences Rotman research institute”, los cuales han comprobado como el riesgo de desarrollar alzhéimer en personas con un deterioro cognitivo leve aumenta significativamente si dicho sujeto sufre niveles de ansiedad elevados.

Una muestra más de que la salud psicológica del individuo es una pieza clave para prevenir o retrasar enfermedades como la  demencia alzhéimer.

Un grupo de científicos japoneses ha confirmado la efectividad de un método de análisis sanguíneo que es capaz de detectar el Alzheimer en sus primeras fases.

El estudio se ha desarrollado de forma conjunta entre expertos del “Centro Japonés de Geriátricos y Gerontología” y un equipo de investigadores de la empresa  “Shimadzu”, bajo la dirección del Premio Nobel de Química en 2002 Koichi Tanaka.

En dicho estudio se ha comprobado como un simple análisis de sangre que mide la cantidad de proteínas beta amiloides que hay en el torrente sanguíneo junto con el péptido APP669-711, puede determi8nar hasta con 10 años de antelación el riesgo de una persona de padecer el mal del olvido.

Un paso más para detectarlo pronto y adelantarnos a sus crueles consecuencias.

No es la primera vez que se relaciona de forma directa el déficit de vitamina D con un mayor riesgo de padecer una  demencia neurodegenerativa, como el mal de alzhéimer. Pero la ciencia ha ido más allá, ya que se ha podido comprobar científicamente mediante un exhaustivo estudio desarrollado por expertos de la Universidad de Exeter, en Reino Unido, en colaboración con científicos del “Hospital Universitario de Angers” y varias universidades de EEUU.

Ya no hay duda, la deficiencia o bajos niveles de esta vitamina en nuestro organismo aumenta las posibilidades de padecer alzhéimer o demencias afines. Vigilemos por tanto este biomarcador que puede aportarnos tanto en el futuro, no solo para la detección temprana de la enfermedad sino para su tratamiento.