No es nuevo el hecho de que la hipotermia (bajas temperaturas corporales) tiene un efecto de protección sobre el cerebro y se ha demostrado que el frío evita la asfixia del bebé durante el parto. Tras estas constataciones hay un estudio de investigación novedoso que está investigando si una bajada brusca de la temperatura también protege a nuestro cerebro de la degeneración neuronal y la pérdida de memoria, dos síntomas típicos de las demencias neurodegenerativas. El estudio que se ha publicado en la revista “Nature”, ha utilizado ratones que padecían alzhéimer u otras enfermedades neurodegenerativas.
“Un golpe de hipotermia de 45 minutos a unos 16 grados de temperatura bastó para que los ratones perdieran buena parte de sus sinapsis en el hipocampo, uno de los epicentros cerebrales de la memoria. Al recobrar la temperatura normal, los ratones más jóvenes recobraron sus conexiones entre neuronas, pero los más mayores no.”
Si al final la bajada de temperatura puede conseguir regenerar también la estimulación sináptica en ratones mayores, podríamos estar ante un posible tratamiento para revertir la muerte neuronal que caracteriza al mal de alzhéimer y demencias afines.
Seguiremos atentos a este hallazgo por si de aquí a un tiempo no muy lejano nos da alguna alegría.