
Es muy frecuente encontrar juntas estas dos enfermedades, una propia de la edad, la artrosis que afecta a los huesos y otra, el alzhéimer que afecta a nivel cognitivo.
La artrosis se produce por el desgaste del cartílago articular en las zonas de fricción en una articulación, produce dolor, rigidez e incapacidad funcional. Es aquí donde nos podemos cruzar con problemas con las consecuencias cognitivas del alzhéimer, ya que el paciente puede no saber comunicar su dolor y encontrarse más inquieto, irritado e incluso frustrado. Por eso es importante conocer los síntomas y saber las consecuencias físicas de la artrosis para tomar medidas que favorezcan al descanso y la disminución del dolor, así como seguir un adecuado tratamiento farmacológico que limite la incapacidad funcional de la articulación afectada y no nos impida el movimiento.