Jueves, 29 Octubre 2015 13:07

NO ES SÓLO LA ACUMULACIÓN DE LA TOXINA AMILOIDE

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Tras más de treinta años investigando científicamente los procesos químicos de acumulaciones tóxicas que hacen a las neuronas de un cerebro con alzhéimer dejar de funcionar correctamente y finalmente morir, después de buscar y buscar incesantemente fármacos que eviten la acumulación de la famosa proteína tau y el péptido Beta Amiloide, según los científicos, los principales causantes de la muerte neuronal en el mal de alzhéimer, resulta que un grupo de científicos ha descubierto que hay un péptido más que causa este desorden neuronal, un péptido presente incluso en cantidades mayores que el Beta Amiloide, llamado ETA-AMILOIDE, y que por fin ha sido descubierto.

El hallazgo es importantísimo ya que a partir de ahora los esfuerzos deben ir dirigidos no solo a la destrucción de las toxinas Beta Amiloides, sino del nuevo péptido descubierto que puede llegar a ser incluso más dañino y tóxico que el anterior.

 

En un estudio sobre alzheimer han identificado un nuevo péptido que juega un papel importante en la enfermedad. Relacionado con la famosa amiloide-β, que se acumula en forma de placas en el cerebro de los pacientes, ha pasado desapercibida para la ciencia por treinta años. El nuevo péptido, denominado amiloide-η (eta-amiloide), se produce naturalmente en el cerebro y afecta a la función neuronal. Este descubrimiento podría tener implicaciones para los ensayos clínicos en curso. El trabajo es un esfuerzo de colaboración internacional entre equipos alemanes de DZNE, TU München, y LMU München y un equipo francés del Institut de Pharmacologie Moléculaire et Cellulaire (CNRS / Universidad de Niza Sophia Antipolis), y fue publicado en la revista Nature.

La enfermedad de Alzheimer se asocia con la aparición de agregados neurotóxicos (placas amiloides y la acumulación de la proteína tau) en las neuronas del hipocampo; estas anomalías luego se propagan a todo el cerebro. Hace más de treinta años, el análisis químico de las placas reveló que están compuestas de péptidos amiloides-β, que a su vez, se derivan de una proteína precursora denominada APP.
Si bien todos los esfuerzos hasta ahora se centraban en amiloide-β, un equipo internacional ha descubierto que a partir de la proteína APP puede ser sintetizado un péptido diferente. Este nuevo péptido, llamado amiloide-η (eta), también afecta la función neuronal.

A pesar de que se produce en cantidades más grandes que la amiloide-β, la η-amiloide había sido pasada completamente por alto en los últimos treinta años. Los neurocientíficos centraron sus esfuerzos hasta el momento en el amiloide-β, de hecho, un porcentaje significativo de los ensayos clínicos con fármacos en la actualidad van dirigidos a actuar sobre esta sustancia. Ahora todo parece indicar que también hay que contar con la eta amiloide.

En el estudio los investigadores demostraron que este nuevo péptido inhibe el desarrollo de procesos sinápticos que son necesarios para la formación de recuerdos, al igual que el amiloide-β.

La eta-amiloide está asociada a la acumulación de sustancias neurotóxicas en la zona del hipocampo (área del cerebro directamente involucrada en la memoria y de las primeras en afectarse durante la enfermedad de Alzhéimer), una condición que se extiende por todo el cerebro y va disminuyendo la capacidad del cerebro para conservar la información.

En ensayos de laboratorio los investigadores llegaron a concluir que el amiloide η tiene un efecto opuesto al de la beta amiloide en las células del cerebro, esta hace las células hiperactivas y la eta–amiloide inhibe su actividad. De ahí la importancia de lograr un equilibrio entre ambas, para determinar cómo afecta a los déficits cognitivos.

Este descubrimiento tiene consecuencias inmediatas sobre los ensayos clínicos en curso, la mayoría de los cuales tienen como objetivo reducir la cantidad de amiloide-β con la esperanza de detener la pérdida de memoria. Por ejemplo, uno de estos ensayos clínicos estudia la inhibición de la β-secretasa, una enzima clave involucrada en la formación de amiloide-β. Los investigadores han confirmado que la inhibición de esta enzima reduce la producción de amiloide-β pero que esto va acompañado de un aumento masivo de amiloide-η. Por lo tanto, es altamente probable que esta estrategia terapéutica podría dañar el cerebro, debido a la excesiva acción del amiloide η sobre las neuronas. Los investigadores deben estar al pendiente de los posibles efectos secundarios no previstos en los ensayos clínicos.

Fuente: Alzheimersnewstoday.com

 

 

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