El pasado día 18 de enero tuvo lugar uno de esos sucesos que llegan al alma por lo triste y lo desgarrador del mismo. Un hombre de 78 años acabó con la vida de su mujer, enferma de alzhéimer y posteriormente se suicidó. Según se sabe, dejó una nota de despedida para sus hijos en la que pedía perdón por lo que había hecho pero reconocía que no podía soportar más el dolor de ver a su mujer vivir así, y que por seo decidió que lo mejor era que los dos murieran y fueran, palabras textuales, “enterrados juntos”.
Una triste noticia que refleja el grado de dolor, sufrimiento y desesperación que sufren a veces los familiares de los enfermos. Un grado tal de angustia que lleva a ver la muerte como la única solución, ya que vivir así a veces se hace insoportable.
Por eso es tan importante que tomemos conciencia de la importancia de tratar no solo al enfermo, sino al cuidador que sufre indirectamente la crueldad de esta desgarradora enfermedad.