
Como ya sabéis, todos los lunes publicamos noticias o datos interesantes sobre nuestro día a día acompañados de ejercicios de estimulación cognitiva. Pero, en esta ocasión, hemos decidido no hacerlo a modo de reivindicación por los hechos ocurridos hace justo una semana.
El pasado lunes 10 de marzo todos conocimos la terrible noticia de Belén, una educadora social que trabajaba en piso de menores tutelados por medidas judiciales. Belén Cortés tenía 35 años, era de Castuera y entró a trabajar esa misma noche pensando que sería una noche más, pero no fue así. Belén fue brutalmente asesinada en su puesto de trabajo por varios de los menores a los que acompañaba.
Desde aquí, queremos utilizar nuestra voz para reivindicar y hablar de las lamentables condiciones en las que se encuentran trabajando día tras día nuestros compañeros.
El piso donde sucedieron los hechos no es únicamente un piso de menores tutelados, sino que es piso tutelado de medidas judiciales, por lo que no debemos etiquetar a todos los menores que se encuentran en el sistema de protección. Dicho piso, tiene un régimen semiabierto, esto significa que son menores que han realizado algún delito y antes de ingresar en régimen cerrado se les da la oportunidad de cumplir condena en este recurso. En él, tienen libertad para poder entrar y salir siempre dentro de los horarios establecidos, así como en ocasiones del uso del móvil o de poder acudir a ciertos recursos como institutos, etc.
Los trabajadores de estos centros acuden día tras días a sus puestos de trabajo con una seguridad insuficiente, lo cual produce desprotección y miedo continuo. Es necesario que no solo haya un profesional por turno, necesitan estar al menos dos personas para estar más protegidos ante cualquier incidente. Además, en los recursos donde existe más peligrosidad, se pide que haya personal de seguridad para una mayor tranquilidad de todos.
Necesitan protocolos efectivos ante la violencia y apoyo REAL para quienes enfrentan día tras días dichas situaciones, las cuales en muchas ocasiones se denuncian y se hace caso omiso.
Necesitan reconocimiento del riesgo psicosocial que se sufre y prevención del riesgo con medidas EFICACES.
Y, por último, necesitan inversión en recursos y profesionales para garantizar una atención ADECUADA, tanto para los menores como para los profesionales. Aunque también podríamos seguir nombrando las múltiples necesidades actuales de este colectivo, como podría ser el reconocimiento y valor de esta profesión, etc.
El área social se debe valorar de pies a cabeza porque a día de hoy nadie nos va a valorar más que nosotros mismos. Debemos gritar para que nos respeten, nos cuiden y nos protejan, porque ya lo dijo nuestra compañera días atrás: “les sale muy barato matar”.
Hay que seguir luchando, pidiendo derechos, facilidades y un sinfín de cosas: por Belén, por los que siguen trabajando día a día por y para esos menores y, por los nuevos profesionales que vendrán. Vamos a seguir demostrando lo que valemos compañeros, vamos a ponerle ganas a cada paso que queramos dar, para ser mejores. Y comernos el mundo, porque los límites están para romperlos. Y las alas rotas, a coserlas.
En el área social no queremos ser más que nadie, pero menos tampoco.
Porque nuestra vocación nos permite disfrutar día tras día de nuestro trabajo y estamos aquí para las personas por las que trabajamos, pero hoy, sobretodo, estamos aquí para APOYARNOS.
AFA TIERRA DE BARROS.