
Hablar con los más pequeños sobre una enfermedad como el Alzheimer u otra demencia no es fácil. A menudo, los adultos intentamos protegerles, evitamos ciertos temas o damos explicaciones confusas. Pero cuando un abuelo o abuela empieza a tener olvidos, cambios de comportamiento o ya no reconoce a sus seres queridos, los niños también lo perciben… y necesitan entender lo que pasa.
Contarlo de forma clara, sincera y adaptada a su edad les ayuda a sentirse más seguros, a desarrollar empatía y a construir una relación diferente, pero todavía valiosa, con su familiar.
¿Por qué es importante hablarlo?
- Porque se dan cuenta de que algo ha cambiado, aunque nadie lo diga.
- Porque imaginar suele ser peor que saber la verdad. El silencio puede generar más miedo o confusión que la realidad.
- Porque también tienen emociones: tristeza, rabia, vergüenza o miedo… y necesitan poder expresarlas sin sentirse culpables.
¿Cómo explicarlo según su edad?
· Niños pequeños (3-6 años):
No entienden conceptos médicos complejos, pero sí pueden comprender que el abuelo está enfermo “del cerebro” y que por eso se le olvidan cosas, se comporta raro o no recuerda su nombre. Lo importante es que sientan que no es culpa de nadie y que sigue siendo su abuelo, aunque esté diferente.
Ejemplo: “El abuelo tiene una enfermedad que hace que su cabeza no funcione igual que antes. A veces se le olvidan cosas, pero no es porque no te quiera”.
· Niños en edad escolar (6-12 años):
Pueden entender mejor lo que significa una enfermedad progresiva. Se les puede explicar que no tiene cura, pero que hay formas de ayudarle a estar más tranquilo y acompañado.
Ejemplo: “Lo que le pasa al abuelo se llama demencia. Poco a poco va a olvidar más cosas, pero podemos seguir compartiendo ratos bonitos con él”.
· Adolescentes:
Tienen capacidad para comprender lo que implica la enfermedad a nivel emocional y práctico. Es importante darles espacio para expresar dudas, hablar de cómo les afecta, y permitirles decidir si quieren implicarse en los cuidados o no.
Ejemplo: “Sé que ver al abuelo así es duro. Si alguna vez quieres hablar, llorar o simplemente contarme cómo te sientes, estoy aquí”.
Consejos para acompañarles
- Sé honesto, pero con delicadeza. Adaptar el mensaje a su edad no significa mentir.
- Valida lo que sienten. Si tienen miedo, enfado o tristeza, no intentes taparlo: acompáñalo.
- Invítales a participar, sin obligar. Leerle un cuento al abuelo, enseñarle un dibujo o simplemente estar sentados a su lado puede ayudarles a sentirse parte sin forzar el vínculo.
- Usa cuentos, juegos o dibujos para explicar. Hay materiales adaptados que ayudan a comprender y expresar emociones.
Es verdad que la enfermedad cambia las relaciones familiares. Pero también es cierto que, con apoyo, muchos niños y adolescentes encuentran formas nuevas de conectar con su abuelo o abuela: a través de gestos, canciones, caricias o simplemente estando ahí.
Hablarles con claridad y cariño no solo les ayuda a entender lo que ocurre, sino que les enseña algo muy valioso: que también en la fragilidad, el amor sigue presente.