Miércoles, 16 Julio 2025 12:12

CUANDO EL ABUELO OLVIDA: CÓMO EXPLICAR LA DEMENCIA A NIÑOS Y ADOLESCENTES

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Hablar con los más pequeños sobre una enfermedad como el Alzheimer u otra demencia no es fácil. A menudo, los adultos intentamos protegerles, evitamos ciertos temas o damos explicaciones confusas. Pero cuando un abuelo o abuela empieza a tener olvidos, cambios de comportamiento o ya no reconoce a sus seres queridos, los niños también lo perciben… y necesitan entender lo que pasa.

Contarlo de forma clara, sincera y adaptada a su edad les ayuda a sentirse más seguros, a desarrollar empatía y a construir una relación diferente, pero todavía valiosa, con su familiar.

¿Por qué es importante hablarlo?

  • Porque se dan cuenta de que algo ha cambiado, aunque nadie lo diga.
  • Porque imaginar suele ser peor que saber la verdad. El silencio puede generar más miedo o confusión que la realidad.
  • Porque también tienen emociones: tristeza, rabia, vergüenza o miedo… y necesitan poder expresarlas sin sentirse culpables.

¿Cómo explicarlo según su edad?

· Niños pequeños (3-6 años):

No entienden conceptos médicos complejos, pero sí pueden comprender que el abuelo está enfermo “del cerebro” y que por eso se le olvidan cosas, se comporta raro o no recuerda su nombre. Lo importante es que sientan que no es culpa de nadie y que sigue siendo su abuelo, aunque esté diferente.

Ejemplo: “El abuelo tiene una enfermedad que hace que su cabeza no funcione igual que antes. A veces se le olvidan cosas, pero no es porque no te quiera”.

· Niños en edad escolar (6-12 años):

Pueden entender mejor lo que significa una enfermedad progresiva. Se les puede explicar que no tiene cura, pero que hay formas de ayudarle a estar más tranquilo y acompañado.

Ejemplo: “Lo que le pasa al abuelo se llama demencia. Poco a poco va a olvidar más cosas, pero podemos seguir compartiendo ratos bonitos con él”.

· Adolescentes:

Tienen capacidad para comprender lo que implica la enfermedad a nivel emocional y práctico. Es importante darles espacio para expresar dudas, hablar de cómo les afecta, y permitirles decidir si quieren implicarse en los cuidados o no.

Ejemplo: “Sé que ver al abuelo así es duro. Si alguna vez quieres hablar, llorar o simplemente contarme cómo te sientes, estoy aquí”.

Consejos para acompañarles

  • Sé honesto, pero con delicadeza. Adaptar el mensaje a su edad no significa mentir.
  • Valida lo que sienten. Si tienen miedo, enfado o tristeza, no intentes taparlo: acompáñalo.
  • Invítales a participar, sin obligar. Leerle un cuento al abuelo, enseñarle un dibujo o simplemente estar sentados a su lado puede ayudarles a sentirse parte sin forzar el vínculo.
  • Usa cuentos, juegos o dibujos para explicar. Hay materiales adaptados que ayudan a comprender y expresar emociones.

Es verdad que la enfermedad cambia las relaciones familiares. Pero también es cierto que, con apoyo, muchos niños y adolescentes encuentran formas nuevas de conectar con su abuelo o abuela: a través de gestos, canciones, caricias o simplemente estando ahí.

Hablarles con claridad y cariño no solo les ayuda a entender lo que ocurre, sino que les enseña algo muy valioso: que también en la fragilidad, el amor sigue presente.

 

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