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Hace varios años venimos utilizando la tradicional fiesta de las Candelas como un acto reivindicativo para nuestro colectivo social. En anteriores años, hemos tratado la cara invisible del cuidador y todos aquellos sentimientos y emociones que esconde el cuidado de un ser querido con demencia, como la culpa, el aislamiento, la impotencia, frustración, cansancio y un largo abanico con lo que trabajamos a diario en el centro de día; tampoco nos olvidamos de reivindicar los retrasos en las citas del servicio de neurología, el cual, entorpece de manera significativa la calidad de vida de nuestros usuarios y familiares.
Este año, hemos decidido señalar el edadismo. Esta terminología, que muchas personas desconocen es una forma de discriminación social por cuestión de edad, en especial a las personas mayores. Son estereotipos, prejuicios y discriminación a nivel institucional e interpersonal.
De manea interpersonal, la comunicación es una medida que nosotros siendo conscientes podemos erradicar, os dejo algunos ejemplos:
- Infantilización. Cuando se emplea entonaciones particulares, excesivamente melódicas o con un tono de voz agudo o elevado. También se englobarían aquí el uso de diminutivos (viejita, los abuelitos…), el uso generalizado de posesivos (nuestros mayores) o aludir a las personas mayores diciendo: son como niños.
- Despersonalización. Aplica cuando no se tiene en cuenta la singularidad de cada persona mayor: no se atiende a sus necesidades específicas ni a sus preferencias. En consecuencia, se tiende a tratarlas a todas de forma homogénea y poniéndolas en un mismo saco: los jubilados, los pensionistas, los abuelos… También entraría aquí el asumir que: con la edad, se pierde la cabeza, algo que perpetúa etiquetas como la “demencia senil”, que hoy en día sabemos que no corresponde a ningún diagnóstico médico aceptado en las clasificaciones oficiales.
- Deshumanización. Se produce cuando se pierde la empatía al tratar con personas mayores y no se potencia su autonomía, no se respeta su privacidad o se le veta o limita su participación en la toma de decisiones (tal vez incluso cuando se refieren a su propia persona o a sus intereses).
Reducir el edadismo presente en nuestra sociedad pasa por concienciar de sus nocivos efectos y educar en el respeto y el buen trato. Es necesario fomentar una visión del envejecimiento como una etapa más de la vida, libre de estereotipos y generalizaciones, donde las personas mayores sean reconocidas en su diversidad y como ciudadanos de pleno derecho.
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Por último, y no menos importante, la celebración de las candelas nos permite trabajar la orientación a la realidad. Como veis en la foto, pasamos nuestra particular fiesta de las candelas de manera muy disfrutona.
Psicología Alzheimer.
Fuente: Pasqual Maragall.