El lunes os explicábamos cómo mejorar la autoría de los enfermos de alzhéimer adaptando el medio para dar seguridad y no podemos olvidar incentivar el ejercicio, resulta imprescindible conservar un buen tono muscular y una correcta deambulación para que nuestro paciente de Alzheimer sea autónomo.
¿Cómo se consigue?
Instaurando el ejercicio en las fases iniciales antes de que aparezcan los efectos negativos de la enfermedad. Una rutina de ejercicio sencilla, realizado de manera diaria, no solo mantiene un buen tono y previene las retracciones, sino que también es una herramienta muy útil para conservar el equilibrio.
Y por supuesto caminar, caminar y caminar, la mejor manera de que nuestro familiar con alzhéimer no deje nunca de andar es que no pare ningún día, aunque sean pequeños paseos, la inmovilización prolongada es el mayor enemigo de la autonomía, aunque pueda parecer que no pasa nada por estar en cama dos días, es posible que nos encontramos que en esos dos días ha dejado de caminar.