Durante las fases iniciales de la enfermedad el paciente mantiene cierta autonomía y competencia para vivir independiente. Pero con el avance del deterioro se nos plantea la siguiente cuestión…
¿Cuándo debo plantearme como cuidador que mi familiar ya no puede seguir viviendo solo?
Te enseño algunos indicios que son considerados como señales de alerta al respecto:
- Se deja las luces, los grifos o el gas abierto, o no mantiene correctamente la conservación de los alimentos.
- El aspecto de la casa es cada vez más sucio y descuidado.
- Se ha perdido alguna vez en lugares conocidos de su barrio o sale a pasear en horas intempestivas o con una climatología que no acompaña (Por ejemplo: salir a pasear en horas punta de máxima calor).
- Confía ciegamente en los desconocidos.
- No tienes certeza de que tu familiar toma correctamente su medicación, por ausencia o hipermedicalización, con pautas repetidas. Y tampoco mantienes la certeza de que tu familiar se está alimentando 3 veces al día con una dieta correcta.
- En general, temes por su integridad y seguridad.
En este momento, hay que plantearse opciones para poder mantener lo máximo posible su autonomía y a la vez, poder conciliar con tu vida personal. Algunas opciones pueden ser, apoyarse en servicios comunitarios para cuidar a mi familiar, como, centros de día, residencias, servicios a domicilio, apoyarme en el cuidado repartido entre familiares (siempre y cuando esto sea posible), utilizar cámaras de vigilancia en el hogar, etc. Cada caso familiar es único y es por ello, que si precisas ayuda puedes contactar con nosotros y haremos lo posible para facilitarte estas decisiones.
Rosa Ana García.
Psicología Alzheimer