Sí que es cierto que un paciente de Alzheimer se cae con más frecuencia que una persona de su misma edad sana, de hecho, la incidencia anual de caídas en personas con demencia es de hasta un 60 mayor, imaginad si a eso le sumamos el Parkinson…

¿Qué podemos hacer para prevenir las caídas? Lo importante es ver en que podemos influir, que se puede mejorar en el paciente y su entorno para que se encuentre más seguro. Así, en el domicilio:

• Retirar los obstáculos que dificulten la circulación.
• Comprobar las suelas de los zapatos para evitar resbalones.
• Tener una buena iluminación de las habitaciones durante el día. En el dormitorio, disponer de un “punto de luz” permanente por la noche.
• Usar una cama baja que facilite su acceso
• Si hay escaleras interiores, bloquear el principio y el final.
• Quitar o fijar al suelo las alfombras, felpudos, etc., sobre todo en el cuarto de baño.
• Usar pasamanos en bañera o ducha y en el WC.
• Utilizar antideslizante en la bañera o ducha y vigilar que el suelo esté siempre seco.

Mantener un buen estado físico es esencial, la mayoría de las caídas se debe no solo a un fallo en el equilibrio, sino también por debilidad muscular e inestabilidad articular, disminución de la sensibilidad propioceptiva, enlentecimiento o problemas tanto visuales como de atención. Por lo tanto, debemos incentivar la deambulación, realizar ejercicios de propiocepción y equilibrio y ejercicio físico moderado diario, esto no solo nos ayudará a evitar las caídas, sino que, en el caso de producirse, los efectos de la misma serán menores.

Marina Preciado Hortigón (Fisioterapeuta Centro de Día de Alzhéimer “Tierra de Barros”)