De hecho, un estudio reciente, el SPRINT MIND, no deja lugar a dudas, en él se compara un grupo de pacientes con presión sistólica menor de 120 mmHg frente a un grupo con 140 mmHg. El grupo con un control intensivo de la presión (<120 mmHg) mostró un 19% menos de incidencia de deterioro cognitivo leve, el precursor de la demencia. Por otro lado, también se observó una disminución en el aumento de las lesiones de la materia blanca, es decir, aunque ambos grupos mostraron un aumento del daño cerebral, éste fue menor en el grupo con menor presión arterial.
Estos resultados preliminares apoyan la hipótesis que ya mantenían los expertos, que sostiene que todo aquello que se haga para prevenir las enfermedades cardiovasculares podría tener beneficios secundarios en la prevención de la demencia y el deterioro cognitivo, ya que muchos de los mecanismos y factores de riesgo son comunes a las enfermedades del corazón y del cerebro.
Por eso es imprescindible controlar nuestra tensión, aquí tenéis una infografía con unos sencillos consejos que podemos adoptar en nuestro día a día para mantener a raya la presión arterial: