El sueño profundo es imprescindible para desechar los “productos de desecho metabólico tóxico del cerebro", como ciertas proteínas asociadas a las demencias neurodegenerativas. Laura Lewis, la directora del estudio realizado por la Universidad de Boston que se ha encargado de investigar dicho proceso de limpieza cerebral ha indicado que, al dormir profundamente, nuestro líquido cefalorraquídeo es el que limpia el cerebro a través de una serie de ondas eléctricas. Por lo tanto, dormir poco o mal está asocia a una mayor acumulación de proteínas tóxicas, como la beta-amiloide, relacionada con el desarrollo del Alzhéimer.