- Un esfuerzo muscular muy intenso
- Un traumatismo directo, es la causa principal en las personas mayores
- El sedentarismo y la inmovilización prolongada debilitan las fibras musculares dejándolas más expuestas a sufrir un desgarro.
- La desnutrición y mala hidratación reducen la capacidad contráctil de las fibras musculares, favoreciendo así, la rotura de las mismas
- La mala circulación sanguínea tanto venosa como arterial
- Ciertas enfermedades, como por ejemplo la diabetes.
El tratamiento más común y el más aplicado para desgarros musculares, es la terapia que se conoce como RICE, (del ingles rest, ice, compression, elevation), consiste en reposo, aplicar hielo, vendaje compresivo y elevación del miembro.
Siempre que tratamos con enfermos de alzhéimer debemos prestar especial atención con el tiempo de inmovilización que necesita, intentando reducir al máximo los efectos negativos de dejar en reposo a una persona que ya tiene dificultad para moverse libremente, para ello, limitaremos la restricción de movimiento solo al miembro afecto. En la medida de lo posible favorecer el movimiento libre del resto de articulaciones estableciendo una tabla de ejercicios adaptada a las capacidades de cada individuo.
Importante también es vigilar el hematoma que se produce junto al desgarro, sobre todo en paciente con medicación que puede afectar a la velocidad de coagulación.
Marina Preciado. Fisioterapeuta Alzhéimer “Tierra de Barros”