El olfato podría ser determinante para la pronta detección de enfermedades neurodegenerativas. Muchas investigaciones indican que la pérdida de este sentido podría ser un indicador precoz de párkinson o alzheimer.
Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos, en colaboración con el otorrino Adolfo Toledano, han desarrollado en España una técnica pionera para la evaluación del olfato.
La ingeniera industrial Susana Borromeo ha coordinado al equipo, y ha afirmado que hasta ahora “ los otorrinos no le dan mucha importancia a la pérdida de olfato, las pruebas que se llevan a acabo son subjetivas, largas y tediosas”.
Para cambiar esta tendencia has diseñado lo que llaman el olfatómetro, un dispositivo que funciona dispensando aromas al paciente de forma sincronizada con una máquina de resonancia magnética que detecta las reacciones cerebrales a los olores.
Ahora la detección de olores se puede medir de forma objetiva, mediante la observación de cambios en las imágenes cerebrales escaneadas, que revelan si existe actividad cortical asociada a los olores.
Borromeo explica que “con el olfato, hay muchas zonas (del cerebro) que se activan que están relacionadas con el recuerdo, la memoria y las sensaciones. Por ejemplo, un aroma no evoca lo mismo a todo el mundo, sino que depende de sus vivencias”.
Esta relación del olfato con la memoria es lo que lo hace interesante para su estudio en caso de enfermedades como el alzheimer. La investigación se encuentra en la fase de mejora y afinamiento del análisis de resultados.
El equipo investigador, y en particular la terapeuta Cristina Gómez Calero han desarrollado dentro del mismo proyecto una novedosa técnica de rehabilitación olfatoria para pacientes con pérdidas de olfato.
La principal ventaja del olfatómetro español respecto a diseños similares desarrollados en otros países, es que éste ha abaratado los costes en todas las fases, se han optimizado los test clínicos y se han reducido notablemente los tiempos de auscultación.
Tras más de cinco años de estudios, ya tienen un prototipo industrial y que se puede comercializar, que está instalado en la CIEN-Fundación Reina Sofía.
La coordinadora del equipo ha reivindicado el desarrollo de este avance en un contexto de recortes económicos que ha afectado severamente a la Universidad, institución donde se realiza la gran parte de la innovación y la investigación española.
Alba Sánchez Serradilla
Redacción