Madrid, España.- “Mens sana in corpore sano”. La frase del poeta romano Juvenal no ha perdido su vigencia con el transcurrir de los siglos. Una mente sana en un cuerpo sano era lo que, según Décimo Junio Juvenal, había que pedir a los dioses.
Actualmente sabemos, además, que la salud del cuerpo y de la mente guardan una relación muy estrecha. De hecho, “el ámbito físico y el psicológico son inseparables y, cuando uno se altera, el otro también lo hace”, explica Daniel Catalán, presidente de la Asociación Española de Fisioterapeutas en Salud Mental.
BUSCANDO EL EQUILIBRIO
“Cuando una persona sufre un periodo de estrés psicológico, paralelamente le aparecerán problemas físicos como contracturas musculares, jaquecas, problemas digestivos, úlceras, etc. Por otro lado, debido al nexo tan importante que existe entre los dos ámbitos, cuando uno de ellos está alterado, también se le puede ayudar desde el otro. Es decir, cuando una persona tiene un trastorno mental, se le puede favorecer mediante un tratamiento físico. Por ejemplo, todos conocemos técnicas de respiración y relajación para combatir estados de nerviosismo”, señala el especialista.
Catalán afirma que los pacientes que acuden a la consulta de fisioterapia con un trastorno mental “consiguen encontrar un equilibrio entre los ámbitos físico y psicológico, lo que les proporciona una gran sensación de bienestar y relajación”.
En este sentido, se refiere a la ansiedad y al estrés, a los que califica como “dos males de nuestro tiempo muy generalizados en la población”.
Según indica, ambos son de carácter psicosomático y producen "alteraciones físicas y fisiológicas como insomnio, pérdida de apetito, problemas de oxigenación por alteraciones respiratorias, dolor crónico, contracturas musculares y dolor de cabeza, entre otras".
“Hemos podido comprobar que la fisioterapia ayuda a mejorar estos trastornos. Además, situaciones prolongadas de estrés y ansiedad pueden provocar otros problemas más serios, ya que el nivel de alerta y defensa del organismo va disminuyendo poco a poco”, advierte.
El doctor Catalán señala que las técnicas utilizadas por los fisioterapeutas especialistas en salud mental son principalmente: terapia de la conciencia corporal basal, terapia psicomotora, masoterapia adaptada, estimulación multisensorial, actividad física adaptada, reeducación postural global, equinoterapia, "biofeedback", y otras terapias complementarias.
El experto destaca que la fisioterapia en salud mental “ha mostrado una mejoría científicamente demostrable en una gran variedad de alteraciones mentales, como son los trastornos de la alimentación, la depresión, la esquizofrenia, las alteraciones de la personalidad, las demencias, las conductas adictivas y la ansiedad”.
LA DEPRESIÓN TAMBIÉN PRODUCE DOLOR
En lo relativo a los trastornos de la alimentación, la Sociedad Española de Fisioterapeutas en Salud Mental pone de relieve la necesidad de una intervención multidisciplinar para tratar sus múltiples dimensiones.
"Así, -indica esta entidad-, en el caso concreto de la anorexia nerviosa, la fisioterapia tiene como objetivos: reconstruir una autoimagen realista; normalizar la hiperactividad, impulsos y tensiones corporales; desarrollar habilidades sociales y enseñar al paciente a disfrutar de su propio cuerpo".
Por su parte, el papel de la fisioterapia en la deshabituación alcohólica consiste, principalmente, "en enseñar a controlar los impulsos hacia la toma de alcohol y aliviar problemas físicos ocasionados por el alcoholismo", apunta el doctor Catalán.
El trabajo del fisioterapeuta también resulta relevante en casos de depresión. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, este es un trastorno mental frecuente que afecta a más de 350 millones de personas en el mundo.
“Se suele pensar que la depresión es un estado emocional, pero olvidamos que produce efectos negativos en la salud física, dejando al cuerpo en mal estado y produciendo dolor crónico a nivel muscular. La fisioterapia mejora el dolor crónico y la condición aeróbica y anaeróbica del paciente”, precisa Catalán.
“El masaje, el ejercicio físico, la terapia de la conciencia corporal basal, la osteopatía, la liberación miofascial y otras intervenciones fisioterápicas producen liberación de endorfinas, las mismas que producimos al sonreír. Además ayudan a que se produzca una mayor comunicación entre el cuerpo y la mente para que el paciente pueda reconocer mejor los síntomas y sensaciones que produce la depresión”, expresa.
En este sentido, la Universidad de Gotemburgo (Suecia) está llevando a cabo un estudio en el que se evalúan los efectos de la fisioterapia en la depresión. La investigación cuenta con noventa pacientes con depresión clínica, divididos de manera aleatoria en tres grupos de intervención.
El primero de ellos es tratado con los fármacos antidepresivos habituales. El segundo grupo recibe terapia de la conciencia corporal basal dos veces a la semana, además del tratamiento farmacológico. El tercer grupo, por su parte, practica ejercicio físico dos veces a la semana, además de tomar el tratamiento farmacológico.
Los investigadores asumen que los pacientes tratados con terapia de la conciencia corporal basal o con ejercicio, mejorarán su estado de salud, reducirán los síntomas depresivos e incrementarán su capacidad de trabajo, más que aquellos que solo reciben medicación.
Fuente:Lavanguardia.com