Miércoles, 15 Julio 2015 13:23

QUÉ COMER Y QUÉ HÁBITOS SEGUIR PARA CUIDAR EL CEREBRO EN VERANO

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Cómo ya sabéis, no es la primera vez ni por supuesto será la última, que hacemos especial referencia  a artículos relacionados con la alimentación y la educación de hábitos saludables para cuidar y mejorar nuestro bienestar general y cerebral.

Este es el caso del artículo que os presentamos hoy, el cual nos describe no solo aquellos alimentos beneficiosos para que nuestro sistema cerebral funcione de una forma sana y limpia, evitando todas aquellas sustancias nocivas que pueden hacerle daño y que a veces se acumulan a causa de una mala alimentación, sino también una serie de hábitos de vida saludables que ayudan a mejorar y potenciar nuestras funciones cognitivas.

No dejéis nunca de darle importancia a vuestro estilo de vida y vuestra nutrición porque son uno de los pilares básicos de la salud, tanto del cuerpo como de la mente.

 

Madrid (Redacción).-

En verano y, en especial, durante las vacaciones, es frecuente saltarse los horarios, desayunar al mediodía, comer a media tarde y cenar cuando el sol hace tiempo que se marchó. Es lógico, después de largos meses de una rutina marcada por el trabajo, los horarios escolares y las largas noches. Pero, el cerebro se resiente. Desde la Sociedad Española de Neurología (SEN) recomiendan por ello "cuidar la alimentación y estabilizar los horarios de comida, sobre todo aquellas personas que padecen alguna enfermedad neurológica que no suele adaptarse bien a los cambios en los ritmos biológicos, como por ejemplo aquellas que sufren migrañas u otro tipo de cefaleas".

Evitar los excesos calóricos

Así lo indica elvocal de la SEN, el doctor Carlos Tejero, quien aún reconociendo la necesidad de que se cometan "excesos" en este periodo, estos sean una excepción: "Se estima que los españoles aumentamos una media 3 kilos cada verano" y hay estudios que han relacionado el control calórico o la frugalidad –es decir, reducir al menos un 20% del aporte calórico recomendado- con un menor riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson, así como otros que indican que aquellas personas que mejor han conservado la salud y su productividad con el paso de los años son aquellas que han mantenido su peso estable en los últimos 50 años", señala.

Dieta Mediterránea

En cuanto a la dieta que mejor sienta al cerebro, desde la SEN lo tienen claro: la dieta mediterránea. "Si se potencia el consumo de frutas y verduras, pescado, aceite de oliva, un poco de vino y si además esto lo unimos a realizar algo de ejercicio y a fomentar las relaciones sociales estaremos llevando a cabo la mejor dieta neuroprotectora que se puede recomendar”, señala el doctor David Ezpeleta.

Pescado azul y nueces

Las dietas ricas en ácidos grasos poliinsaturados, como el omega 3 y el omega 6, que están presentes en el pescado azul, ciertos vegetales, en la soja y en las nueces, entre otros, pueden ayudar en enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple, la enfermedad de Alzheimer pero también en la protección cerebrovascular en general. 

Por otra parte, varios estudios recientes han señalado que los alimentos ricos en componentes con efecto antioxidante y antiinflamatorio, como los frutos rojos, nueces o algunas especias pueden reducir el deterioro cognitivo asociado a la edad así como el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas. "El listado de alimentos con  estas propiedades es amplio, pero se piensa que son los polifenoles de las nueces, los frutos rojos, del vino o del curry y del azafrán los principales responsables de estos efectos saludables”, destaca el doctor Ezpeleta.

Cereales y legumbres

Y, por supuesto, consumir cereales y legumbres, porque la glucosa que se obtiene de ellos, así como de  frutas y verduras, proporciona energía al cerebro para funcionar, así como vitamina B6, muy importante para la formación de neurotransmisores. Los lácteos, por su alto contenido en calcio, desempeñan un papel muy importante en determinadas funciones del cerebro, como el aprendizaje y la memoria, así como en la supervivencia de las neuronas.

Beber con frecuencia

Pero, también, en verano debemos de cuidar especialmente nuestra hidratación. “El 20% del agua que ingerimos procede de los alimentos. Así que también es importante que en esta época tratemos de aumentar el consumo de alimentos ricos en agua”, apunta el doctor Tejero. En adultos sanos, la concentración, el rendimiento físico y la memoria a corto plazo ya se ven afectadas con una deshidratación superior al 2% del peso corporal. Una función mental disminuida que se hace aún más presente en las personas mayores y sobre la que hay que tener especial cuidado con pacientes que pueden tener alterados los mecanismos de control de la sed por alguna enfermedad, como por ejemplo aquellos que padecen demencias u otras enfermedades degenerativas.



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