Cada año cerca de mil personas son tratadas por el doctor Fernando Anaya. Desde el Hospital Gregorio Marañón coordina el Grupo de Trabajo de la S.E.N (Sociedad Española de Nefrología) de Aféresis Terapéutica (AFT), una modalidad basada en la eliminación del torrente circulatorio de aquellas moléculas, sustancias, inmunocomplejos o depósitos que condicionan o perpetúan una enfermedad. “Se trata de extraer y eliminar aquellos componentes considerados responsables patógenos de una patología o de sus manifestaciones clínicas”, explica Anaya.
Este especialista comenzó en los años 80 a utilizar esta alternativa, a la que se llega “después de que el tratamiento convencional haya fracasado o no da los resultados esperados”. Desde entonces ha llevado a cabo 16.000 tratamientos y sus manuales, referencia mundial, se han traducido a distintos idiomas, incluido el ruso.
La metodología no es nueva; al fin y al cabo “supone la aplicación científica y selectiva de la primera modalidad médica del ser humano, las sangrías”, comenta Anaya, “es volver a la época de Hipócrates, padre de la medicina occidental”.
Más de 80 aplicaciones
El listado de enfermedades a tratar es muy extenso y abarca distintas especialidades cardiológicas, dermatológicas, digestivas, hematológicas, renales, vasculares, e incluso neurológicas. En función de la molécula a eliminar “aplico un modelo diferente”. En total Anaya cuenta con 18 modelos de tratamiento, entre los que están la plasmaféresis, la leucocitoaféresis o la hemoadsorción.
“Hay enfermedades crónicas que no se curan, sólo se controlan. En este tipo de patologías, cada mes o mes y medio, se filtra la sangre”. En el tiempo que lleva trabajando ha visto a infinidad de pacientes, muchos muy graves. “Una de ellas ha sufrido 11 infartos y le han colocado 17 stens. En estos casos sólo se puede esperar la muerte, y sin embargo, con la aféresis terapéutica lleva desde el año 2000 sin sufrir ni un solo nuevo accidente”.
Esperanzador para el Alzheimer
Algunas de las enfermedades de las que se encarga este especialista pertenecen al área de la neurología. En estos casos se practica una plasmaféresis, de tal manera que se elimina la albúmina. “Nos llevamos todo el plasma para eliminar las proteínas amieloides que se acumulan en el cerebro”.
El proyecto se inició hace cinco años y ha dado notorios resultados, hasta el punto de que “en algunos pacientes no sólo se ha frenado la degeneración, sino que han experimentado una mejoría”. En la actualidad, hay más de 300 personas tratándose así y “estoy seguro de que hoy por hoy este va a ser el tratamiento más efectivo del Alzheimer”.
Al tratarse de circulación extracorpórea, la aféresis tiene sus riesgos, por lo que es crucial que el personal que la practique esté cualificado. En este sentido se ha dado un importante paso creando dentro de la Universidad Complutense un Máster de Experto en Aféresis Terapéutica, con el objetivo, en palabras de Anaya, de que “sea internacional, de que vengan médicos de todo el mundo”.
Centro de referencia
Todos los esfuerzos del Grupo de Aféresis Terapéutica se centran ahora en conseguir que se cree un centro de referencia en la totalidad de las Comunidades Autónomas. Charlas y conferencias como la organizada por el consejo editorial Know Square hace unos días en Madrid, sirven para dar a conocer una modalidad terapéutica muy desconocida aún en nuestro país.
Yo he vuelto a la vida”
Hace año y medio se creó la Asociación de Pacientes de Aféresis. “Pensábamos que si no nos asociábamos, cuando faltase el doctor Anaya dejaría de hacerse”, explica su presidente, Javier Martínez Gomis. “Aquí nadie gana nada, el único objetivo es dar a conocer el procedimiento y todo para lo que sirve”.
Él mismo sufre hipercolesterolemia familiar. Cuando llegó hasta Anaya le habían puesto ya cuatro bypass y otros tantos stens; había probado 10 tipos de estatinas y, como era alérgico a estos fármacos, el tratamiento le estaba originando una degeneración que amenazaba con dejarlo en una silla de ruedas. Desde que le tratan con aféresis no ha tenido más problemas.
“Yo he vuelto a la vida”, confiesa. “Tuve suerte porque mi cardiólogo había estado en EEUU y conocía al doctor Anaya, pero el 99% de estos especialistas ni siquiera saben lo que es”