— Marcha apráxica. Es la marcha que nos encontramos en enfermos de Alzheimer que presentan afectaciones del lóbulo frontal y en pacientes que tengan una demencia de origen vascular. Se caracteriza por base de sustentación ancha, postura ligeramente flexionada y pasos pequeños, vacilantes y arrastrados. Son enfermos que, aunque se mueven bien en la cama y presentan buen estado muscular, la iniciación de la marcha suele ser muy difícil, quedando pegados al suelo, pudiendo oscilar e incluso caer al realizar el esfuerzo de levantar el pie.
— Marcha hemipléjica o de segador. Está causada por hemiplejia o paresia de extremidad inferior como consecuencia de un ictus u otra lesión cerebral. La extremidad inferior está flexionada a la cadera y extendida a la rodilla y el pie en flexión plantar.
— Marcha en tijeras. Las piernas se cruzan al caminar. Los dorsiflexores del tobillo están débiles y los pies no se despegan del suelo. Pasos cortos y mucho esfuerzo.
— Marcha parkinsoniana o festinante. La marcha típica de la enfermedad de Parkinson es lenta, con pasos cortos y sin levantarse del suelo. La persona camina manteniendo flexión de caderas, rodillas y codos, inclinación del tronco hacia delante y ausencia de oscilaciones de los brazos. Suele haber pérdida de equilibrio hacia delante, puesto que el cuerpo comienza a moverse antes que los pies. Con la progresión del movimiento, los pasos se suelen hacer más rápidos y, a veces, tienen dificultades para parar, pudiendo perder el equilibrio con mucha facilidad.
— Marcha atáxica. Caracterizada por una base de sustentación amplia y pisadas fuertes. Suele haber una pérdida del sentido de la posición, por lo que estas personas no saben dónde están sus pies y los lanzan hacia delante y al exterior. Los talones tocan primero el suelo y se oye la patada.
— Marcha atáxica cerebelar. Base ancha con pasos pequeños, irregulares e inseguros. Se acompaña de titubeos y tambaleos a un lado, hacia delante o hacia atrás.
— Marcha de «danzante». Movimientos de piernas y brazos sin compás.
— Marcha vestibular, en «estrella» o «brújula». Los pacientes que presentan esta alteración de la marcha, cuando se les pide que caminen unos pasos hacia delante y los mismos hacia atrás, van produciendo una desviación angular que será izquierda o derecha en dependencia de la localización de la lesión. Suele aparecer en problemas de laberinto.
— Marcha equina. La persona levanta los pies del suelo exageradamente para no rozarlo con las puntas. Suelen formar un ángulo recto con el muslo y la pierna con el pie péndulo y los dedos dirigidos hacia abajo.
— Marcha prudente. Es típica de la persona anciana con miedo a caer. Adoptan una postura de flexión hacia delante y piernas algo flexionadas para mantener el centro de gravedad bajo; marcha a pasos cortos con los pies separados y vuelta en bloque. Puede ser la marcha que con más frecuencia se sigue de caída
Como ya os decíamos en post anteriores es importante identificar el tipo de marcha que presentan nuestros mayores para encontrar el origen de la misma. Entre las alteraciones neurológicas no todas son corregibles, pero si es cierto que mejoran o frenan su evolución con el tratamiento adecuado.
Marina Preciado. Fisioterapeuta Alzhéimer “Tierra de Barros”