Algunos estudios indican que hay una relación entre la educación musical y el retraso en la aparición de los síntomas de demencia
Un artículo de Elizabeth Landau para mexico.cnn.com
A los 101 años, Frank Iacono sigue tocando el violín. Es el concertino (primer violín) de la Orquesta Cívica de Personas de la Tercera Edad de Providence, en Rhode Island, Estados Unidos, y disfruta particularmente de tocar polkas y danzas.
“Mantiene mi mente activa y me brinda mucho placer”, dijo Iacono.
El director ejecutivo y cofundador de la orquesta, Vito Saritelli, dijo que Iacono está bastante lúcido para su edad. “La música ha contribuido en buena parte a su longevidad”, dijo su esposa, Mary Iacono, de 94 años. “Ambos tenemos la bendición de tener buena salud”.
Conforme los científicos compiten por descubrir cómo promover el envejecimiento sano del cuerpo y evitar la demencia, su consejo preliminar para los adultos de la tercera edad se ha vuelto un coro: “¡Manténganse activos!” “¡Tengan pasatiempos!” “¡Intégrense a la sociedad!”.
Para algunas personas, el tocar música es la respuesta natural a todas esas recomendaciones. Frank Iacono, por ejemplo, ha tocado el violín desde que tenía 13 años, simplemente porque le encanta.
Pero, ¿el tocar música en particular previene la demencia? ¿Qué ocurren con solo escuchar música? ¿Cuántos años tienes que dedicarte a la música para que beneficie a tu cerebro?
Los investigadores están explorando esas preguntas ante las pasmosas estadísticas sobre el envejecimiento en la población. Se espera que la cantidad de estadounidenses mayores de 65 años que tendrán alzhéimer casi se triplique para el 2050: 13 millones 800,000 en comparación con los 5 millones que hay actualmente en Estados Unidos.
El costo anual de la demencia en EU para el 2050 será de 1 billón 200,000 dólares, según la Asociación para el Alzhéimer de Estados Unidos.
Las primeras investigaciones indican que el mantener el cerebro activo —como al hablar dos idiomas— puede retrasar la aparición de los síntomas de la demencia hasta en cinco años. Los científicos esperan descubrir que el tocar música también tiene ese efecto, dijo Brenda Hanna-Pladdy, profesora asistente de Neurología en la Universidad Emory que estudia la función cognitiva de los músicos.
“Si puedes retrasar la presentación (de la demencia) por cinco años, puedes agregar cinco años de funcionamiento a un individuo al final de su ciclo de vida”, dijo. “En cuanto a costos fiscales y todo, de hecho es bastante”.
Un “estilo de vida participativo”
Un estudio basado, en parte, en el registro de gemelos de Suecia está analizando los factores estimulantes del estilo de vida —intelectuales y físicos—que podrían ayudar a prevenir el deterioro cognitivo. Uno de los componentes de este esfuerzo es explorar si el tocar música protege contra la demencia. Aún no se publican los resultados, que se discutieron en la reunión de la Sociedad Interdisciplinaria de Investigación Cuantitativa en Música y Medicina que se llevó a cabo en julio.
Los estudios sobre gemelos tienen una importancia especial para la ciencia. Usualmente, cuando la gente participa en un estudio, cada uno cuenta con una carga genética diferente y tal vez tuvieron crianzas diferentes. Esos factores podrían influir en lo que los investigadores desean investigar. En cambio, los gemelos fraternos comparten cerca del 50% de los genes y los gemelos idénticos comparten casi todos. También es probable que los gemelos crecieran en el mismo entorno.
“Para mí, el aspecto más intrigante es: si en una pareja de gemelos, uno desarrolla demencia y el otro no, ¿qué (hizo el uno que no haya hecho el otro)? ¿O qué fue lo que hizo el que desarrolló demencia que pudiera arrojar pistas sobre las formas en las que las demás personas pueden mitigar el riesgo?”, explicó Margaret Gatz, directora del Estudio sobre la Demencia en Gemelos Suecos y profesora en la Universidad del Sur de California en Estados Unidos.
Los científicos que estudian los datos generales de los gemelos descubrieron en un estudio que, en el caso específico de las mujeres, el participar en actividades intelectuales y culturales estaba relacionado con un riesgo menor de desarrollar demencia. El estudio indica que las actividades como el ejercicio en la mediana edad, en el caso de ambos sexos, también protegen contra la demencia.
“Todo esto se suma para sugerir que un estilo de vida más participativo es bueno para el cerebro que envejece”, dijo Gatz.
¿Por qué un “estilo de vida participativo” prevendría la demencia? La idea es que la estimulación del cerebro podría contrarrestar los cambios que ocurren en el mismo a causa del deterioro cognitivo para que así una persona pueda funcionar por más tiempo, dijo Gatz.
El tocar música es algo en particular que la gente puede seguir disfrutando por más tiempo que sus empleos o que la agotadora actividad física, dijo Gatz. También tiene componentes cognitivos, físicos y potencialmente sociales, así que involucra a muchas redes cerebrales.
Desafortunadamente, en el estudio sobre los gemelos hasta ahora solo se han estudiado las asociaciones entre los factores del estilo de vida y la demencia; no demuestra que la música pueda protegerte del deterioro cognitivo. En el estudio tampoco se incluyen imágenes cerebrales o autopsias, así que se desconoce el mecanismo exacto, la forma en la que la participación en actividades podría prevenir la demencia.
El respaldo del cerebro
Están surgiendo otras pruebas de que el tocar algún instrumento musical podría ayudar a prevenir la demencia.
Hanna-Pladdy, la neuropsicóloga de la Universidad de Emory, en Atlanta, Estados Unidos, está interesada en explorar un poco más las bases biológicas. Su teoría coincide con la de Gatz: las redes cerebrales que se fortalecieron con la actividad musical neutralizan los efectos perjudiciales del envejecimiento, un proceso llamado reserva cognitiva.
Hasta ahora su investigación ha demostrado que una extensa educación musical instrumental, hasta en el caso de músicos aficionados, ofrece un beneficio cognitivo que puede durar toda la vida de una persona. Sus estudios se publicaron en 2011 en la revista Neuropsychology y en 2012 en la revista Frontiers in Human Neuroscience. Su investigación incluyó a aquellos que tocan un instrumento musical, pero no a cantantes.
Hanna-Pladdy y sus colegas descubrieron en su primer estudio que incluso si los participantes no seguían tocando música conforme envejecían, seguían teniendo un mejor desempeño en tareas como nombrar objetos, memoria visual-espacial, procesamiento mental rápido y flexibilidad que quienes no tocaban, siempre que hubieran tocado durante al menos 10 años.
Eso es crucial porque conforme envejecen, las personas pierden capacidades motoras o la vista, lo que les impide tocar sus instrumentos.
El estudio también indica que los beneficios cognitivos de una educación instrumental pueden durar toda la vida.
Uno de los participantes del estudio dijo en entrevista que sentía que el haber tocado por tanto tiempo era parecido a “una póliza de seguro”, dijo Hanna-Pladdy.
Los estudios más recientes de la investigadora mostraron que los músicos que empezaron a tocar antes de los nueve años tenían una mejor memoria verbal funcional que quienes empezaron más tarde o no tocaban algún instrumento.
Este descubrimiento coincide con la adquisición del lenguaje verbal: los estudios de lingüística han demostrado que hay un periodo crítico en el que el cerebro está abierto a aprender un idioma y la fluidez se dificulta después de cierta edad en la niñez.
También coincide con los hallazgos de un estudio en 1995, en el que se demostró que los músicos profesionales que empezaron su aprendizaje antes de los siete años tenían la parte anterior del cuerpo calloso cerebral más densa. La parte anterior del cuerpo calloso sirve de puente entre los hemisferios cerebrales.
Además, los participantes que seguían tocando su instrumento a una edad más avanzada tendían a tener un mejor desempeño en tareas de juicio visual-espacial, “lo que indica que sigue habiendo ductilidad a edad avanzada”, dijo Hanna-Pladdy.
“El encontrar una forma de aprovechar esta ductilidad es probablemente una de las mayores esperanzas que abrigamos para tratar los trastornos cerebrales o para lidiar con el deterioro cognitivo a edad avanzada”, dijo.
“De igual forma, el seguir tocando música a edad avanzada agregó un beneficio protector a los individuos con mayor escolaridad y anteriormente se demostró que (es) una de las formas más sólidas para crear una reserva cognitiva. Así, la educación musical parece ser un ejemplo viable para la estimulación cognitiva y se puede conceptualizar como una forma alterna de educación”.
¿Deberíamos empezar ahora?
Entonces, ¿vale la pena enseñar a una persona mayor a tocar un instrumento, tal vez a una persona que ya muestra indicios de deterioro cognitivo? Las investigaciones recientes muestran que es más difícil, pero sigue siendo posible modificar el cerebro de una persona mayor.
Sin embargo, nadie tiene la respuesta definitiva a la cuestión de si el enseñar a un anciano a tocar un nuevo instrumento podría generar los mismos beneficios que los científicos han descubierto en quienes han sido músicos durante toda la vida.
“Sería bastante desafiante si consideramos que les cuesta recordar”, dijo Hanna-Pladdy haciendo referencia a los pacientes con demencia. “Podría ser benéfico el ofrecer estímulos musicales a individuos que se encuentran en las fases más tempranas (lo que se conoce como disfunción cognitiva leve) o para reiniciar las prácticas musicales en individuos que ya no están activos”.
No obstante, y como las personas parecen disfrutar de la música, el tratar de aprender a tocar un instrumento no hará daño. Sin embargo, se requieren mayores investigaciones durante un largo período de tiempo para valorar por completo los beneficios que la música ofrece a los adultos mayores, comentó Hanna-Pladdy.
Tal vez sigan surgiendo las pruebas de que el tocar música a largo plazo tiene un efecto preventivo contra la demencia, pero eso no significa que quienes no son músicos no tengan suerte, añadió.
La música se está volviendo un área de estudio intenso porque es más fácil cuantificar la cantidad de años que la gente ha tocado música que la cantidad de tiempo que pasa leyendo o jugando juegos.
“La intención es que esto sea un modelo de estimulación cognitiva y demostrar la forma en la que las actividades estimulantes pueden cambiar tu cerebro”, comentó Hanna-Pladdy.
Así que tal vez la música sea buena para ti, pero también pueden serlo tus demás pasatiempos.
Después de todo, el violinista Frank Iacono y su esposa, Mary —quienes han estado casados por 66 años— juegan todas las noches Scrabble.
En sintonía
Para los pacientes que ya tienen demencia, la música puede usarse de forma diferente para ayudar a la mente.
La respuesta emotiva que la gente presenta al escuchar música, y las sustancias químicas relacionadas con el placer que se liberan en el proceso, son diferentes a los cambios que el tocar música puede provocar en el cerebro, dijeron los científicos.
De las investigaciones surgen tendencias que muestran que la exposición a la música —ya sea al escuchar informalmente o por medio de una terapia musical más formal— puede ayudar a reducir la incidencia de problemas conductuales y generalmente calma a los pacientes con demencia, dijo Beth Kallymer, vicepresidente de servicios a miembros de la Asociación para el Alzhéimer.
“Nos han contado que la gente puede estar molesta y hasta un poco agitada, pero cuando escuchan música, aún en etapas avanzadas, la gente puede apreciar la música”, dijo Kallmyer.
Los familiares deberían ayudar a los cuidadores a elegir música que tenga un significado para la gente con demencia, dijo.
“Lo más importante es mantener a la persona en el centro de tus intervenciones en la mayor medida posible”.
Naomi Ziv, del Colegio Académico de Tel Aviv Taffo, en Israel, y sus colegas demostraron en un estudio que se publicó en la revista Journal of Music Therapy que la música de fondo se relaciona con el aumento de conductas positivas —reír, sonreír, hablar— y un descenso en las negativas como la agresividad y el llanto.
La música llama la atención; también mejora la concentración y afecta a las emociones, dijo Ziv a CNN en un correo electrónico.
“Cuando escuchamos música conocida y preferida, mentalmente la seguimos”, dijo. “Parece que aunque la memoria se deteriora con la demencia, la memoria musical permanece relativamente intacta”.
La música conocida o preferida evoca recuerdos e influye en el estado de ánimo, lo que tal vez sea la razón que subyace a estos resultados, comentó Ziv.
Catherine Shmerling aprecia el efecto que ciertos eventos musicales han tenido en su padre, Sanford Shmerling, de 85 años. Él solía ser el director médico de la Casa Hogar Judía William Breman en Atlanta. Ahora vive allí. Tiene alzhéimer y casi no se le entiende cuando habla, dijo su hija.
Recientemente, durante un fin de semana, una banda de swing tocó en la casa hogar. Al principio, el ex director médico estaba sentado en su silla de ruedas mirando al vacío, pero pronto su hija se dio cuenta de que estaba aplaudiendo con los pies. Empezó a balancear los brazos al ritmo de la música y a los pocos minutos dibujó una “linda sonrisita”.
“Es gratificante”, dijo Shmerling. “Hay algo en… no sé, en la música, en el auditorio o algo… que parece superar lo que obstruye su comunicación normal y de alguna forma entra”.
La ciencia tal vez no tenga todas las respuestas, pero Shmerling disfruta esos pequeños indicios de que su padre está escuchando.