Con este significativo eslogan, la Neuroalianza (Alianza Española de Enfermedades Neurodegenerativas), ha conmemorado su primer año de fundación y funcionamiento, además de organizar un taller de formación en el hospital Ramón y Cajal, dirigido a periodistas interesados en saber más sobre las enfermedades neurodegenerativas y sus repercusiones sociales, sanitarias y económicas.

Y es que, como han comentado algunos de los ponentes que han participado en dichas jornadas, “las enfermedades neurodegenerativas son seguramente la epidemia que está por llegar”

Es interesante formar e informar, sobre todo a un extracto social tan importante en la divulgación de información, como son los profesionales del periodismo, porque si los que informan están bien formados e informados, ejercerán de canal de comunicación con el resto de la sociedad para alertarles y sensibilizarles sobre un tema tan importante como este.

Ojala surta el efecto deseado.

No es la primera vez que ponemos de manifiesto la importancia de las emociones y los afectos en el trabajo diario con los enfermos con demencias degenerativas, ya que nunca nos hemos cansado de repetir frases tales como “el amor nunca se olvida”, “la memoria está en los besos”, “el cariño siempre permanece”, etc.

Frases que pueden parecer un simple recurso literario, unas simples palabras bonitas para animar al que padece la enfermedad y al que lo cuida pero que en el fondo son solo eso, palabras bonitas pero carentes de verdad.

Por eso hoy os remitimos esta importante noticia que va por fin a haceros ver que LA MEMORIA AFECTIVA NO SE OLVIDA, y que las frases anteriores son reales como la vida misma.

Y es que un estudio dirigido por la investigadora Edmarie Gúzman-Vélez, publicado recientemente en la revista "Cognitive and Behavioral Neurology" ha comprobado que los enfermos con alzhéimer o demencias afines pueden sentir emociones pese a que debido a la enfermedad hayan olvidado el motivo que las provocó, es decir, aunque un enfermo no sea capaz de recordar  la reciente visita de un ser querido o que no lo cuidaron como era correcto, esos acontecimientos pueden tener un impacto en cómo se sienten.

De esto se deduce la importancia de mantener y suscitar en el enfermo emociones positivas que les generen bienestar y alegría, y sobre todo, este mensaje tan claro va dirigido especialmente a los que, de una forma u otra, cuidamos y atendemos a enfermos con este tipo de patologías, porque cuando ya todo se olvida, el cariño y el afecto siempre quedan.

Este es el título de un libro de cuentos, del autor Roberto Corral Moro, publicado por la editorial Sal Terrae, dirigido a los niños, pero también a los padres que tienen la necesidad intrínseca de ayudar a sus hijos en algunos momentos trascendentales e importantes de sus vidas. Son cinco historias encaminadas a la educación en valores de los niños, adolescentes y jóvenes, pero que también dan lecciones de vida a los adultos que las lean.

“Gulo, el elefante anoréxico”, aborda el tema de la anorexia a través de un pequeño elefante que, obnubilado por la belleza de una gacela, deja de gustarse y solo desea convertirse en aquello que más admira, hasta que finalmente descubre quién es realmente y aprende el significado de la auto-aceptación.

“Babi, el caballo que se atrevió a soñar” nos narra la historia de la infancia y adolescencia de Babieca, el caballo del Cid y aborda la trascendental pregunta de “para qué sirvo yo”.

Hace unas semanas, justo unos días antes de la celebración del Día Mundial del Alzhéimer, pusimos en conocimiento de todos los que nos siguen, la iniciática solidaria que KNWO ALZHEIMER estaba llevando a cabo, a través de internet y de las farmacias adheridas a la campaña, con la finalidad de concienciar a la población sobre la enfermedad del olvido en España. Dicha campaña ha tenido una enorme acogida y ya ha conseguido más de 21.000 mensajes de apoyo, algunos incluso, de personajes relevantes como Julia Otero o Jesús Calleja.

Aunque el reto era llegar a los 800.000 mensajes, y la cifra obtenida queda lejos de ese objetivo, hay que tener en cuenta que nos enfrentamos a una enfermedad que por desgracia aún no tiene la suficiente conciencia sanitaria y social entre la población, por lo que se necesita seguir al pié del cañón, sin desfallecer, para lograr que la sociedad se sensibilice ante UN PROBLEMA DE TODOS, no de unos pocos.