Jueves, 15 Octubre 2015 12:58

ALIMENTOS PARA LA MEMORIA

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Otro artículo más relacionado con la alimentación y su importante influencia en la memoria.

Quizás puedan resultar demasiado reiterativos los artículos relacionados con la nutrición, pero teniendo en cuenta la estrecha relación entre la forma de comer y nuestra salud, más concretamente, nuestra salud cerebral, es imprescindible que conozcamos cuales son aquellos nutrientes más recomendables para mejorar la memoria y el funcionamiento cerebral, así que no dejéis de leer esta noticia porque aumentará aún más vuestros conocimientos sobre el tema.

 

9 alimentos que pueden ayudar a conservar la memoria

– Algunas estadísticas
– El Alzheimer (nueva epidemia del siglo XXI)
– Diez señales para detectar el mal
– Alimentos y mejora de la memoria

La enfermedad de Alzheimer es una patología que no para de crecer en el mundo y numerosos expertos hablan desde hace un tiempo de “epidemia global” (las estadísticas hablan por si solas). Una enfermedad que a día de hoy no tiene cura. Hoy os ponemos el ejemplo de Argentina, aunque como ocurre en España, no existen estadísticas oficiales, y se estima que afecta a entre 300 mil y 500 mil personas, siendo su prevalencia mayor en individuos de más de 65 años de edad. (ver otras estadísticas de otros países)

Organismos internacionales de salud han mostrando su preocupación ante el avance de la enfermedad. En el mundo, 46,8 millones de personas padecen algún tipo de demencia y el 60% a 70% sufren de Demencia tipo Alzheimer. Pero eso no es todo, la preocupación es que para el año 2050 el número ascenderá a 131,5 millones y el número de enfermos se va a duplicar cada 20 años.

Según Ignacio Demey, médico especialista en neurología y jefe de neurología cognitiva de Ineba “Esto se debe a que el principal factor de riesgo para las demencias en general, y para la enfermedad de Alzheimer en particular, es la edad. De este modo, los trastornos cognitivos y las demencias incrementan su prevalencia como resultado del envejecimiento progresivo de la población”, explicó Ignacio Demey. Vivimos muchos más años, que es la buena noticia, pero envejecemos mal y con riesgos de desarrollar una demencia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), se pronuncia el respecto, y apunta a que en las próximas décadas la región que más envejecerá será América del Sur. El número de personas con demencia a escala mundial en 2001 se estimaba en aproximadamente 24 millones de casos, proyectándose que en 2020 se llegará a 42 millones y en 2040 a aproximadamente 81 millones.

Ver: Los latinos enfrentan mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer (alz.org)

En el continente americano hay 9,5 millones de personas con demencia y se espera que para el 2050 el número escale a 29,9 millones.

“Este crecimiento no será simétrico, ya que entre 2001 y 2040 el incremento del número de casos en países desarrollados será del 100 por ciento, mientras que en países subdesarrollados será del 300 por ciento. Es por ello que suele referirse a los trastornos cognitivos y a las demencias como ‘la nueva epidemia’, con importantes consecuencias a nivel sanitario y económico,” explicó el Dr. Demey.

Diez señales de alerta sobre la pérdida de la memoria

La Alzheimer’s Association definió las siguientes señales de alerta para identificar los primeros síntomas de la enfermedad. Las hemos compartido en innumerables ocasiones pero siempre es bueno volver a repasarlas:

1. Cambios de memoria que dificultan la vida cotidiana, como olvidar información recién aprendida, o fechas o eventos importantes. Pedir lo mismo repetidamente y depender de sistemas de ayuda para la memoria como notitas o dispositivos electrónicos, o en la ayuda de familiares para hacer cosas que antes hacía por sí mismo.

2. Dificultad para planificar o resolver problemas: algunas personas experimentan cambios en su habilidad para desarrollar y seguir un plan o trabajar con números.

3. Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre. A veces, pueden tener dificultad para llegar a un lugar conocido, administrar un presupuesto en el trabajo o recordar las reglas de un juego muy conocido.

4. Desorientación en tiempo o lugar: olvidar fechas, estaciones y el paso del tiempo. Pueden tener dificultad en comprender algo si no está en proceso en ese instante. Es posible que hasta se les olvide dónde están y cómo llegaron allí.

5. Tener dificultad para leer, juzgar distancias y determinar color o contraste, lo cual puede causar problemas para conducir un vehículo.

6. Tener problemas para seguir o participar de una conversación. Pueden interrumpir una conversación sin idea de cómo seguir o que repitan mucho lo que dicen. Suelen luchar por encontrar las palabras correctas o llamar a las cosas por un nombre incorrecto (como llamar a un ‘lápiz’ un ‘palito para escribir’).

7. Frecuentemente colocan cosas fuera de lugar. Se les pueden perder cosas sin poder volver sobre sus pasos para encontrarlas. A veces suelen acusar a los demás de robarles, acusaciones que se van acentuando con el tiempo.

8. Disminución o falta del buen juicio: experimentar cambios en el juicio o en la toma de decisiones. Por ejemplo, es posible que regalen grandes cantidades de dinero a las personas que venden productos y servicios por teléfono. Puede ser también que presten menos atención al aseo personal.

9. Empezar a perder la iniciativa para ejercer pasatiempos, actividades sociales, proyectos en el trabajo o deportes. También pueden evitar formar parte en actividades sociales a causa de los cambios que han experimentado.

10. El humor y la personalidad suelen cambiar. Pueden llegar a estar confundidas, sospechosas, deprimidas, temerosas o ansiosas. Se pueden enojar fácilmente en casa, en el trabajo, con amigos o en lugares donde están fuera de su ambiente.

Prevención

Como de momento esta enfermedad es incurable, la prevención y el cuidado tienen un papel aún más significativo. Tareas como ejercitar la memoria con tareas cotidianas y la alimentación pueden ser cruciales. En ese sentido, existen alimentos que ayudarían a potenciar la memoria. Sobre todos se han publicado diversos estudios, unos afirmando que sí, que ayudarían y otros negándolo o al menos contradiciendo algunas aseveraciones, como ha ocurrido en numerosas veces con el omega3. Lo que sí es cierto, es que, una alimentación “sana” siempre será sinónimo de calidad de vida y que la salud empieza por dentro. O como reza el dicho popular: “somos los que comemos” (pero también cuándo lo comemos)

Pescado: Una muy buena fuente de Omega 3 y Omega 6. Si el pescado es azul, mejor.

Aceite de oliva extra virgen: Su alto contenido de grasas saludables monoinsaturadas protege al cerebro. Si es ecológico, mejor.

Curry: Algunos estudios hablan de esta especia con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes y su eficacia para tratar la pérdida de memoria.

Frutos secos: Su alto contenido en vitaminas del grupo B, Omega 3, Omega 6, fósforo, cobre, calcio, zinc, magnesio y hierro los hace indispensables para mantener una mente activa.

Chocolate y vino tinto: Estos dos alimentos son ricos en flavanol, por lo que estimulan y refuerzan la función cerebral. (Siempre en su justa medida)

Cereales integrales: Al ser completos, no han perdido vitaminas como la B6 o el ácido fólico, además de riboflavina, niacina y minerales como el hierro, zinc, cobre, magnesio, selenio y fósforo.

Frutos del bosque: Los arándanos, frambuesas, moras o fresas tienen una gran cantidad de antioxidantes, que bloquean la formación de radicales libres que provocan daño celular.

Plantas crucíferas: El brócoli y el coliflor no son las verduras más populares, pero sus sustancias antioxidantes y antiinflmatorias ayudan a mantener a raya determinadas dolencias.

Cebolla y manzana: La quercitina es el flavonoide más habitual en la dieta y se destaca por su elevada actividad antioxidante. (Seguro que habéis oído alguna vez lo de que “una manzana al día alarga la vida”

Con información de infobae.com | Imágenes: pixabay

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