
La ansiedad es una de las emociones más comunes en los familiares y cuidadores de personas con demencia. Las preocupaciones constantes, la sobrecarga y el cansancio pueden generar tensión física y mental. Incorporar ejercicios de respiración y relajación en la rutina diaria ayuda a disminuir el estrés y recuperar energía.
1. Respiración diafragmática (profunda)
Cómo se hace:
- Siéntate o túmbate en un lugar cómodo.
- Coloca una mano sobre el pecho y otra sobre el abdomen.
- Inhala lentamente por la nariz, sintiendo cómo se eleva el abdomen (más que el pecho).
- Mantén el aire 2 segundos.
- Exhala suavemente por la boca, como si soplaras una vela.
Repite durante 5 minutos.
Beneficio: activa el sistema nervioso parasimpático, que reduce la respuesta de estrés.
2. Respiración 4-7-8
Cómo se hace:
- Inhala por la nariz contando hasta 4.
- Mantén el aire en los pulmones durante 7 segundos.
- Exhala por la boca lentamente durante 8 segundos.
Haz entre 3 y 5 repeticiones.
Beneficio: ayuda a calmar la mente rápidamente, ideal para momentos de tensión.
3. Escaneo corporal con respiración
Cómo se hace:
- Cierra los ojos y realiza una respiración profunda.
- Ve llevando la atención, poco a poco, a cada parte del cuerpo: pies, piernas, abdomen, hombros, mandíbula.
- En cada zona, inhala y al exhalar imagina que la tensión se disuelve.
Beneficio: reduce contracturas musculares y aumenta la conciencia corporal.
4. Respiración con visualización
Cómo se hace:
- Siéntate en un lugar tranquilo.
- Inhala imaginando que entra calma y energía positiva.
- Exhala visualizando cómo se va el estrés, la preocupación o la tensión.
Beneficio: combina relajación con imágenes positivas que favorecen el bienestar emocional.
Puedes integrar estas técnicas en la vida diaria. Por ejemplo:
- Antes de dormir.
- Tras una discusión o momento de tensión.
- En pausas breves durante el cuidado.
Psicología Alzheimer