El deterioro cognitivo, independientemente del diagnóstico clínico específico (ej. demencia, deterioro cognitivo leve), se reconoce como un potencial contribuyente a la vulnerabilidad de las personas mayores, con lo que nos encontramos que los enfermos de Alzheimer son potencialmente más frágiles.
Aunque viene asociada al proceso de envejecimiento, y por lo tanto es algo que ocurre de manera lenta y progresiva, es importante prestar atención a los primeros síntomas para poder actuar, frenarla e incluso revertirla.
La fragilidad tiene varios indicadores entre los que se incluyen el estado nutricional, la función física, la función cognitiva, el estado de ánimo, la actividad física y la movilidad, por lo cual, para combatirla deberemos abordar estos factores que la influyen, por ejemplo, mejorando la alimentación, controlando la diabetes, aumentando el ejercicio físico moderado y previniendo el sedentarismo.
Marina Preciado Hortigón. Fisioterapeuta de Alzheimer “Tierra de Barros