Miércoles, 20 Agosto 2014 09:55

¿ES LA DEPRESIÓN LA ANTESALA DE LA DEMENCIA?

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Esta, entre otras, es una de las preguntas más frecuentes a la que debe responder el profesional que trabaja con enfermos que padecen demencias degenerativas en cualquiera de sus formas.

La respuesta, aunque sencilla, entraña sus dudas porque, aunque existe una forma de depresión, la Pseudo-demencia depresiva, que se considera un paso previo a la aparición de demencias como el mal de alzhéimer, no es todos los casos diagnosticados se da esta circunstancia sintomática, y tampoco todos los procesos depresivos de la tercera edad se convertirán en demencia.

Por todo lo anterior, son muchos los investigadores que se han lanzado a analizar dicha relación, prueba de ello es este nuevo estudio realizado por investigadores neuropsiquiatras del Centro Médico de la Universidad Rush, en Chicago (Estados Unidos),  que ha sido publicado recientemente en la revista “Neurology”.

Dicho estudio nos muestra una idea de la relación que existe entre la depresión y la demencia, indicando que las personas con depresión son más proclives a desarrollar demencia en un futuro, pero aún es necesario demostrar cómo funciona cerebralmente esta tendencia.

Es evidente que en numerosos casos la depresión es un factor de riesgo para la demencia por lo que se deduce que si se previene o trata convenientemente la depresión y las causas de estrés, ayudaremos a las personas a mantener sus habilidades cognitivas en la vejez.

 

Un nuevo estudio realizado por investigadores neuropsiquiátricos en el Centro Médico de la Universidad Rush, en Chicago, Illinois, Estados Unidos, y publicado en la edición digital de este miércoles de 'Neurology', ofrece una idea de la relación entre la depresión y la demencia. Este trabajo indica que la vinculación entre depresión y demencia es independiente de los cambios cerebrales relacionados con ésta.

"Los estudios han demostrado que las personas con síntomas de depresión son más propensas a desarrollar demencia, pero no se ha sabido cómo funciona esta relación", plantea el autor principal del estudio, Robert S. Wilson, neuropsiquiatra en el Centro de la Enfermedad de Alzheimer de Rush.

"Nuestros resultados son muy interesantes porque sugieren que la depresión realmente es un factor de riesgo para la demencia y si podemos atacar y prevenir o tratar la depresión y las causas de estrés, puede tener potencial para ayudar a las personas a mantener su pensamiento y habilidades de memoria en la vejez", subraya Wilson.

En el estudio, participaron 1.764 personas del 'Religious Orders Study' y el 'Rush Memory and Aging Project' con un promedio de edad de 77 años pero sin problemas de pensamiento o de memoria al comienzo del análisis. Se controló a los participantes cada año para detectar síntomas de depresión, como soledad y falta de apetito, y se hicieron pruebas de sus habilidades de pensamiento y de memoria durante un promedio de ocho años.

Un total de 680 personas murieron durante la investigación y se realizaron autopsias en 582 de ellos para buscar las placas y los ovillos en el cerebro que son signos de demencia y otras huellas de daño cerebral. Durante el estudio, 922 personas (52 por ciento de los participantes), desarrollaron deterioro cognitivo leve (DCL) o problemas leves de memoria y habilidades de pensamiento, a menudo precursores de la enfermedad de Alzheimer; y 315 personas (18 por ciento) padecieron demencia.

Los investigadores no encontraron ninguna relación entre cuanto daño se detectó en el cerebro y el nivel de los síntomas de depresión que tenían los afectos en el estudio o en el cambio de los síntomas de depresión a lo largo del tiempo. Las personas que desarrollaron deterioro cognitivo leve eran más propensas a presentar un mayor nivel de síntomas de depresión antes de que fueran diagnosticadas, pero no más a cualquier cambio en los síntomas de depresión tras el diagnóstico que las que carecían de deterioro cognitivo leve.

Los participantes con demencia también tendían más a poseer un mayor nivel de síntomas de depresión antes de que comenzara la demencia, pero presentaban una disminución más rápida de los síntomas de depresión después de desarrollar demencia. Tener un mayor nivel de síntomas de depresión se asoció con un declive más rápido en las habilidades de pensamiento y memoria, lo que representa un 4,4 por ciento de diferencia en esta decadencia que no se puede atribuir al nivel de daño en el cerebro.

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