El pasado Domingo 23 de Marzo falleció Adolfo Suárez, el primer presidente de la democracia. Su muerte ha entristecido a toda la población española, y muy especialmente a los colectivos que nos dedicamos a luchar contra la enfermedad del olvido, el Alzhéimer, ya que el ex presidente del gobierno ha padecido esta cruel enfermedad durante doce largos años.
Por eso, desde aquí, queremos unirnos al pesar de su familia y de todos los que lo apreciaban, porque nosotr@s, que desgraciadamente convivimos día a día con la enfermedad, sabemos lo que supone perder a un ser querido en estas circunstancias.
Y es que la tristeza no es solo porque ha muerto, sino porque lo ha hecho sin recordar quien fue, el hito histórico que supuso su vida política y el gran favor que le hizo a nuestro país para conseguir vivir en democracia y consecuentemente en libertad. Por eso, aunque él no recordaba quien era, el alzhéimer nunca podrá borrar la memoria colectiva de todos los que sabemos lo que fue, lo que hizo por España, y lo que supuso su entrega y dedicación a nuestro país.
Adolfo Suárez murió sin saber, pero su memoria, sus hazañas políticas y sociales y su recuerdo permanecerán siempre vivos.
Por otra parte, no queremos cerrar este pequeño homenaje a su persona sin hacer una pequeña crítica a algunos medios de comunicación, que hasta el momento de su fallecimiento no se atrevieron a pronunciar la nefasta enfermedad que se lo llevó.
Y es que si a estas alturas, aún no reconocemos socialmente este doloroso mal, será imposible concienciar y sensibilizar a la población de lo que supone padecer esta patología y las consecuencias que conlleva una enfermedad que está alcanzando proporciones epidémicas.
A Adolfo Suárez se lo llevó el alzhéimer, ese ladrón de recuerdos que deja desprovisto a quien lo padece de lo más importante que un ser humano tiene, su memoria y su identidad.
Aún así, la enfermedad nunca podrá arrebatarle a la sociedad el recuerdo del primer presidente de nuestra democracia.
Gracias por lo que hiciste por todos nosotros, gracias por lograr que la libertad de una nación se antepusiera a intereses personales y partidistas, gracias por anteponer tu labor política y social a tus propios quehaceres personales y familiares. Aunque tú ya no recordabas, tu país nunca dejará de hacerlo, porque has dejado una huella imborrable en nuestra memoria.
Descansa en paz.