Aunque la enfermedad de Alzheimer se describió hace más de un siglo, en la actualidad todavía no se conocen con certeza las causas que inducen este mal neurológico, que padecía el recientemente fallecido Adolfo Suárez. En los casos en los que la enfermedad se desarrolla de forma “esporádica” y no por mutaciones en los genes, que suponen el 99 por ciento del total, las últimas investigaciones apuntaban hacia los agentes infecciosos como desencadenantes primigenios de la muerte neuronal. Un nuevo estudio dirigido por la Universidad Autónoma de Madrid ahonda en la misma dirección, al situar las invasiones de hongos del sistema central como posibles factores vinculados a la aparición del deterioro cognitivo, la demencia y la deficiencia vascular propios del Alzhéimer.
El equipo de investigadores, pertenecientes al Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO), al centro mixto UAM-CSIC, y al Instituto de Salud Carlos III, ya había demostrado la existencia de infecciones por hongos en pacientes con enfermedades neurológicas, como algunas retinopatías o la esclerosis múltiple. En esta ocasión, los científicos detectaron unos elevados niveles de proteínas y polisacáridos de origen fúngico en la sangre de pacientes de Alzhéimer. A través del exhaustivo análisis de muestras cerebrales de enfermos fallecidos, el equipo confirmó la presencia de micosis diseminadas por el sistema nervioso central y la coexistencia de diversas especies de hongos en un mismo paciente, aunque esto último variaba en función de la fase de desarrollo de la enfermedad.
Los seres humanos sufrimos con relativa frecuencia micosis (infecciones provocadas por hongos, como la tiña o los hongos que se contagian en las piscinas) que sólo provocan una molestia o un problema estético, y se pueden tratar de manera eficaz. Sin embargo, existen también ciertos tipos de micosis que se producen en enfermos inmunodeficientes y que pueden derivar, como parecen sugerir las investigaciones, en graves trastornos neurodegenerativos.
A pesar de estas importantes evidencias, hoy por hoy no contamos con datos suficientes para determinar el origen de esta letal enfermedad, hermanada con el cáncer. No obstante, los últimos ensayos clínicos parecen propiciar la detección del trastorno mucho antes de los primeros síntomas, lo que no nos conduce hacia su prevención pero sí al tratamiento de sus efectos y a su deseada curación.