Se llama Jordi Montero, y es neurólogo y jefe de Neurofisiología del Hospital de Bellvitge de Hospitalet de Llobregat. Este reconocido neurólogo ha defendido recientemente los inmensos beneficios terapéuticos de las caricias y el contacto físico. Porque no es solo el hecho de reconfortar emocionalmente a alguien con un simple roce, sino que cuando este se produce, se genera la activación de unos neuro receptores de la piel que estimulan el sistema límbico, el área cerebral que regula las emociones y los estados de ánimo.
Según Jordi Montero: “Las caricias también permiten hacer llegar estímulos afectivos a pacientes en cuidados intensivos, con alteraciones de conciencia o con demencia. Por mucho alzhéimer que tenga una persona, entiende y agradece una caricia”.
Es triste ver, con el enorme beneficio que tienen, cuanto nos cuesta darlas. Nunca debemos olvidar que el contacto físico es la mejor medicina.
Así que no lo dudéis porque con una caricia vuestra podéis aliviar un corazón roto.