Una proteína presente en la sangre y que aumenta con la edad puede afectar el aprendizaje y la memoria. Lo acaba de ver un estudio que se publica en «Nature Medicine» y sus resultados, a partir de la investigación realizada en ratones y seres humanos, sugieren que dicha proteína puedeconvertirse en una diana farmacológica para prevenir la pérdida de memoria relacionada con la edad.
El envejecimiento se asocia con una disminución progresiva en el aprendizaje y la memoria, así como una reducción en la formación de nuevas neuronas. Investigaciones previas habían sugerido que la transfusión de sangre de ratones jóvenes puede revertir parcialmente el deterioro de la memoria y mejorar la función neuronal en un cerebro envejecido. Lo que pasaba es que los investigadores no tenían claro que factores circulantes en sangre eran los responsables de este ‘rejuvenecimiento’.
El equipo de la Universidad de California San Francisco (EE.UU.) ha investigado ahora los factores que se acumulan en la sangre con el envejecimiento y que afectan a la memoria, algo que, en su opinión, puede permitir intervenciones para prevenir la pérdida de memoria. La clave podría estar en una proteína asociada con la función inmune, β2 microglobulina (B2M), que se acumula en la sangre; sin embargo, su papel en las deficiencias relacionadas con la edad en el cerebro adulto no se había investigado en profundidad.
Memoria
En el trabajo que ahora se publica en «Nature Medicine» los investigadores han visto que encontraron que la proteína B2M está elevada en la sangre de las personas de edad avanzada y aumenta con la edad tanto en ratones como en humanos. Así, los ratones que carecen B2M no desarrollan la pérdida de memoria relacionada con la edad, mientras que la administración de B2M, ya sea sistémicamente o directamente en el cerebro de ratones jóvenes, perjudica el rendimiento en las tareas de aprendizaje y memoria y reduce la formación de las neuronas recién nacidos.
En una cohorte independiente de ratones jóvenes, los investigadores vieron que estas deficiencias de aprendizaje y memoria inducidas por B2M ya no eran evidentes después de 30 días, lo que sugiere que los efectos de la proteína sobre el deterioro cognitivo son potencialmente reversibles.
Los investigadores subrayan que los efectos sobre el aprendizaje observados en los experimentos reversibles. «Desde una perspectiva traslacional, estamos interesados en el desarrollo de anticuerpos o moléculas pequeñas que se dirijan a esta proteína. Debido a que B2M aumenta con la edad en la sangre, líquido cefalorraquídeo y también en el propio cerebro, esto nos permite múltiples vías para usar esta proteína como diana terapéutica».