Los factores que lo desencadenan son los cambios de temperatura (generalmente el frío) y las situaciones de estrés y emociones.
La disminución de la circulación sanguínea en manos y pies se produce por una contracción de los vasos sanguíneos, que enlentece la llegada de sangre, al no llegar bien la sangre no se permite una correcta oxigenación de los tejidos por lo cual baja la hemoglobina, de ahí el cambio de coloración.
Aparece con mayor frecuencia en las mujeres, en la 2ª y 3ª década de la vida y los síntomas habituales de este fenómeno son:
- Cambio de coloración de la piel
- Dolor en las zonas frías
- Hinchazón, hormigueo o dolor cuando se recupera el flujo de la sangre (fase hiperémica).
Suele ser una enfermedad en sí misma, pero hay ocasiones que el síndrome de Raynaud es secundario a otra enfermedad, como el lupus, esclerodermia, síndrome de Sjögren, afecciones del túnel carpiano… por lo que debemos estará atentos a cuando aparece y acudir al médico para una valoración.
Aunque puede parecer una enfermedad leve (y en la mayoría de sus casos lo es) si no se trata adecuadamente y se toman precauciones pueden llegar a aparecen úlceras de la piel e incluso pérdida de estructuras en la parte distal de los dedos.
La mejor manera de prevenir estas lesiones y disminuir los efectos negativos de la enfermedad, además de un cuidado extremo de la piel, es la fisioterapia, tanto el ejercicio guiado como la deambulación nos permiten tener mejor circulación periférica, disminuyendo así el problema de retorno sanguíneo.
Evitar periodos prolongados sin moverse, alternar reposo con pequeños paseos, llevar ropa holgada y cómoda, de algodón también es importante.
Ante enfermos de Alzhéimer debemos extremar las precauciones, establecer un diario de ejercicios y periodos de paseos programados, ya que en muchos de ellos la sensibilidad se encuentra alterada y no serán capaces de manifestar el primer síntoma, el dolor.