Puede manifestarse en:
- Falta de iniciativa para comenzar una actividad. Por ejemplo, en algunos casos puede suceder que si el cuidador no le dice qué debe hacer, el enfermo podría pasar todo el día sentado frente a la tele sin que por sí mismo decidiera hacer otra cosa.
- Poca persistencia al realizar una actividad. Por ejemplo, el cuidador puede haberle pedido que se vista, el enfermo puede comenzar a hacerlo, pero al poco tiempo y sin haber terminado, deja de vestirse.
- Necesita del estímulo constante para poder realizar adecuadamente una actividad. Es un comportamiento que se deriva del anterior; al no terminar las tareas, el cuidador debe estimularle constantemente para que continúe, lo que resulta en muchos casos agotador.
- Falta de interés, indiferencia. Los cuidadores suelen describirlo como que “ya nada les interesa”. Espontáneamente no muestran interés por lo que le rodea.
- Respuesta emocional embotada, plana, sin claras manifestaciones de alegría o tristeza.
- Poca implicación en las conversaciones y otras actividades grupales.
Para el familiar es importante saber que, aunque no se tengan todas las respuestas, la apatía no responde a una falta de voluntad, sino que es parte de los síntomas de la enfermedad.
La apatía puede generar mucha frustración en los cuidadores, quienes llegan a pensar que la persona no quiere ayudar o que ellos no le importan al enfermo. Cuando estos pensamientos acudan a su mente, recuerde que es la enfermedad y tómese el tiempo necesario para volver a encontrar un punto de equilibrio.
Puedes acceder a más información en la siguiente noticia para saber cómo actuar ante dicho síntoma:
Fuente: https://infotiti.com/2019/01/apatia-alzheimer/