Martes, 25 Marzo 2014 08:20

DESCANSE EN PAZ

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El pasado Domingo 23 de Marzo falleció Adolfo Suárez, el primer presidente de la democracia. Su muerte ha entristecido a toda la población española, y muy especialmente a los colectivos que nos dedicamos a luchar contra la enfermedad del olvido, el Alzhéimer, ya que el ex presidente del gobierno ha padecido esta cruel enfermedad durante doce largos años.

Por eso, desde aquí, queremos unirnos al pesar de su familia y de todos los que lo apreciaban, porque nosotr@s, que desgraciadamente convivimos día a día con la enfermedad, sabemos lo que supone perder a un ser querido en estas circunstancias.

Y es que la tristeza no es solo porque ha muerto, sino porque lo ha hecho sin recordar quien fue, el hito histórico que supuso su vida política y el gran favor que le hizo a nuestro país para conseguir vivir en democracia y consecuentemente en libertad. Por eso, aunque él no recordaba quien era, el alzhéimer  nunca podrá borrar la memoria colectiva de todos los que sabemos lo que fue, lo que hizo por España, y lo que supuso su entrega y dedicación a nuestro país.

Adolfo Suárez murió sin saber, pero su memoria, sus hazañas políticas y sociales y su recuerdo permanecerán siempre vivos.

Por otra parte, no queremos cerrar este pequeño homenaje a su persona sin hacer una pequeña crítica a algunos medios de comunicación, que hasta el momento de su fallecimiento no se atrevieron a pronunciar la nefasta enfermedad que se lo llevó.

Y es que si a estas alturas, aún no reconocemos socialmente este doloroso mal, será imposible concienciar y sensibilizar a la población de lo que supone padecer esta patología y las consecuencias que conlleva una enfermedad que está alcanzando proporciones epidémicas.

A Adolfo Suárez se lo llevó el alzhéimer, ese ladrón de recuerdos que deja desprovisto a quien lo padece de lo más importante que un ser humano tiene, su memoria y su identidad.

Aún así, la enfermedad nunca podrá arrebatarle a la sociedad el recuerdo del primer presidente de nuestra democracia.

Gracias por lo que hiciste por todos nosotros, gracias por lograr que la libertad de una nación se antepusiera a intereses personales y partidistas, gracias por anteponer tu labor política y social a tus propios quehaceres personales y familiares. Aunque tú ya no recordabas, tu país nunca dejará de hacerlo, porque has dejado una huella imborrable en nuestra memoria.

Descansa en paz.

 

Enrique Delgado Sanz

Madrid, 21 mar.- El alzhéimer no se olvida de nadie, aunque provoca que alguien lo olvide todo. El alzhéimer es capaz de llevarse todos los recuerdos de sus víctimas aunque, por el momento, aún no ha sido capaz de hacer olvidar a la sociedad a todos aquellos que han dejado su sello en ella, aunque éstos no lo recuerden.

Desde el año 2005 sabemos que Adolfo Suárez padece esta enfermedad, que progresivamente le ha hecho olvidar que fue el primer presidente del Gobierno de la España democrática, de su amistad con el rey o de que aquel 23 de febrero de 1981 en el que no se tiró a la moqueta del hemiciclo cuando de fondo se escuchaban disparos y el celebérrimo "¡quieto todo el mundo!" del coronel Tejero.

Suárez no ha sido el primero, ni tampoco será el último, personaje distinguido en padecer los rigores del alzhéimer. Varios grandes hombres y mujeres de la cultura, política y sociedad, tanto nacionales como internacionales, han visto cómo su álbum de recuerdos se difuminaba poco a poco obligándoles a encomendarse a la memoria de otros para revivir su brillante legado.

"¿Y tú quién eres?" es una película dirigida por Antonio Mercero, uno de los más destacados cineastas que ha dado este país, quien con su estilo propio retrató en el filme la crudeza de una enfermedad que se toparía en su camino un par de años después del estreno, en 2009.

A partir de ese año Mercero desapareció de la escena pública, por lo que no sabemos si se acordará o no de una de sus obras maestras, La cabina; de la serie que hizo llorar a España, Verano Azul; o de que es el único cineasta español que ha recibido un premio Emmy.

En el mismo frente que Mercero lucha otro hombre, Pasqual Maragall, exalcalde de Barcelona, expresidente de la Generalitat y uno de los grandes culpables de que Barcelona disfrutara en el año 1992 de los que para muchos aún son los mejores Juegos Olímpicos de la historia.

Barcelona cambió de cara con Maragall en la alcaldía, cargo que abandonó en 1997, diez años antes de que confesara que a partir de entonces se dedicaría a luchar en la vanguardia de la batalla contra el alzhéimer.

Desde el año 2008 la Fundación Pasqual Maragall pretende derrotar por medio de la investigación científica a una patología que, como sostiene el propio Maragall, "en ningún lugar está escrito que sea invencible".

Lo que si parece invencible es el Peine del Viento, ese conjunto de esculturas que desafía al empuje del viento y el mar día tras día desde el horizonte de la playa de Ondarreta, en San Sebastián.

Al regresar a casa, los turistas no olvidan la majestuosidad de estas obras, que dejan una huella imborrable en su recuerdo, que no olvida el nombre de su autor, Eduardo Chillida, a quien el alzheimer privó de ser consciente de este reconocimiento antes de morir, allá por 2002.

El alzhéimer no tiene piedad y tampoco entiende de fronteras puesto que, al igual que Suárez, el 40º presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, tampoco recordó en sus últimos días de vida de que disfrutó del sillón del codiciado Despacho Oval, aquel donde, según su hijo, comenzó el acoso de la enfermedad.

Por el club de personalidades sorprendidas por el alzhéimer también han pasado otros grandes nombres del celuloide americano como Rita HayworthCharlton Heston o Charles Bronson, cuyas películas aún se siguen exhibiendo y cuyos rostros perduran en los libros de historia delcine de las universidades.

A todos ellos se les ha ido apagando la memoria poco a poco, pese a ello, aún conservan un espacio reservado en la memoria colectiva, de la que por más que se empeñe el alzhéimer, no desaparecerán.

(Agencia EFE)

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