Miércoles, 26 Marzo 2014 09:26

LOS ROSTROS CONOCIDOS DEL ALZHEIMER

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Hoy queremos hacernos eco del reportaje del diario El mundo en el que se le pone cara y nombre a la enfermedad de alzhéimer, haciendo un repaso, coincidiendo con la muerte de Adolfo Suárez, de todos aquellos personajes públicos que padecen o han sufrido esta dolencia.

Y queremos hacernos eco precisamente porque es necesario reflexionar sobre una verdad tan evidente como que esta enfermedad no entiende de rangos sociales, raza, condición o popularidad. Cuando llega, llega para quedarse independientemente de quien la sufra.

Quizás esta necesidad de recordar la enfermedad en personajes significativos de nuestra sociedad sea clave e imprescindible para asumir que nadie está libre de ella y que, a estas alturas de la película, no hay nada que nos salve de sus garras, al menos por ahora.

Si hacemos visible a esas personas célebres o famosas que la sufren, también, indirectamente, concienciaremos y sensibilizaremos a una sociedad que a día de hoy, aún no es consciente al cien por cien de la epidemia silenciosa que se avecina.

Es necesario asumir lo que está por venir para gritar a los cuatro vientos que o nos implicamos todos o ella seguirá ganándonos la batalla eternamente porque, mañana me puede tocar a mí, o a ti, o a tu madre, o a tu amigo de infancia, o a tu vecino de enfrente o a ese actor celebre que tanto nos gusta o al político eminente que nos encandilaba con sus discursos y es que nadie, absolutamente nadie está libre del peligro de poder padecerla.

Luchemos púes, pero luchemos todos, no solo unos pocos, para que el día de mañana padecer alzhéimer no sea el preludio de una lenta y cruel agonía que irremediablemente nos llevará a la muerte segura.

 

Suárez no es el único rostro famoso que tiene Alzheimer. De manera más abierta, como es el caso de Pasqual Maragall, o de forma más velada, son ya muchas las personas que lidian con este trastorno degenerativo y, algunas de ellas han querido quitar parte del estigma que existe en torno a esta patología y hablar sin pudor de lo que les ocurre.

Ronald Reagan, William Hanna (el actor que encarnó al detective Colombo), Charlton Heston, Rita Hayworth, Carmen Sevilla, Antonio Mercero, Eduardo Chillida, Jordi Solé Tura, el boxeador Charles Bronson o el escritor Gabriel García Márquez tienen en común esta enfermedad para la que no hay cura hoy en día.

Pero quizás el que más ha querido utilizar su imagen para luchar contra esta enfermedad ha sido el ex presidente del Gobierno catalán y ex líder del PSC, Pasqual Maragall, quien en 2007 daba una rueda de prensa para decir personalmente que tenía este trastorno. "No es fácil, no es sencillo, pero esta visita me conduce a ser optimista, al menos a medio y largo plazo y lo haré personalmente y acompañado de todos aquellos que quieran y me puedan ayudar en la medida de sus posibilidades, económicas o personales o científicas", señalaba en aquella rueda de prensa. También hizo pública su intención de participar en un ensayo clínico que no salió bien y su papel activo en la fundación que lleva su nombre, un centro que forma parte del Parque de Investigación Biomédica de Barcelona.

 
 

Algunas de las vivencias de estos pacientes reconocibles fueron recogidas en el libro que Pedro Simón publicó en 2012, Memorias del Alzheimer (La esfera de los libros), y del que señalaba anécdotas como las de Chillida confundiendo a su enfermera con Dulcinea o Maragall metiendo una bolsa de hielos en el lavavajillas o Mercero cuando les dijo a José Luis Garci y a otros amigos que pasaban un rato con él: "No sé quiénes sois, pero sé que os quiero".

Según el Informe Mundial 2012 sobre Alzheimer, basado en una encuesta mundial en más de 50 países, casi una de cada cuatro personas con demencia oculta o disimula su diagnóstico por temor al estigma que rodea a esta enfermedad. Porque el 40% de las personas con demencia se consideran excluidas de la sociedad y percibern una falta de comprensión.

Se estima que en todo el mundo hay unas 35 millones de personas con esta enfermedad, una cifra que se duplicará en 2030 y se triplicará en 2050. Sin embargo, todavía no se conoce ni su causa ni la forma de prevenirla o tratarla. Países como Reino Unido, Autralia, Estados Unidos o Francia han desarrollado un plan para la demencia algo que no existe en España.

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