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La lucha contra el Alzheimer y los avances en la investigación no frenan. Recientemente se ha aceptado la solicitud para licenciar “Aducanumab”, un fármaco que reduce la carga de beta-amiloide en el cerebro de pacientes con deterioro cognitivo leve. Seguiremos bajo la expectación de los avances de este medicamento, el cual, nos acerca a una visión más esperanzadora en el curso clínico de esta enfermedad.

Según un estudio realizado por investigadoras del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal del Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona, El aislamiento social aumenta la atrofia cerebral de la enfermedad de Alzheimer. Con dicho hallazgo, han conseguido evaluar el impacto del confinamiento obligado por la pandemia en pacientes que padecen demencias neurodegenerativas.  Los resultados, publicados recientemente en la revista “Frontiers in Psychiatry” también han descubierto un incremento de la asimetría de la atrofia del hipocampo, una parte del cerebro clave para la memoria. Las conclusiones pueden servir de gran ayuda para intentar reestructurar las condiciones de vida de estos enfermos a partir de la covid-19.

Las personas que han sufrido la infección por Coronavirus tienen un riesgo alto de padecer posteriormente enfermedades neurológicas y, en particular, la enfermedad de alzhéimer. Esots son los resultados que se desprenden del estudio llevado a cabo por la Fundación ACE-Barcelona Alzheimer Treatment & Research Center.

Pensamientos e ideas negativas y el estrés crónico, pasan una importante factura a nuestro cerebro. De hecho, los últimos estudios e investigaciones han comprobado el riesgo de sufrir deterioro cognitivo e incluso alzhéimer, al llegar a determinadas edades.

Aunque pueda resultar raro el titular de esta entrada, y algun@s piensen que nos hemos vuelto locos creyendo que los pies pierden memoria, la realidad es que, física y anatómicamente hablando, los pies de las personas que padecen esta enfermedad neurodegenerativa también presentan una serie de problemas asociados los cuales indican que también en la salud de nuestros pies se manifiesta la enfermedad.

La Universidad de Norwich, ha comenzado recientemente un estudio para cuantificar la incidencia del mal de Alzheimer en los futbolistas y más concretamente, en los rematadores de cabeza. El departamento neurológico de dicha Universidad está buscando jugadores de más de 50 años para comenzar la investigación.

Un equipo de Científicos de la Universidad de Temple, en Filadelfia (Estados Unidos), han podido comprobar que el aceite de oliva virgen extra, considerado un superalimento rico en antioxidantes protectores de células, presenta innumerables ventajas para nuestra salud, pero especialmente para el envejecimiento o las enfermedades cardiovasculares.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia (EEUU), publicó recientemente en la revista especializada de Neurología “Neurology”, los resultados de un estudio en el que se concluyó la relación directa entre el analfabetismo, y el mayor riesgo de padecer demencia.

El sueño profundo es imprescindible para desechar los “productos de desecho metabólico tóxico del cerebro", como ciertas proteínas asociadas a las demencias neurodegenerativas. Laura Lewis, la directora del estudio realizado por la Universidad de Boston que se ha encargado de investigar dicho proceso de limpieza cerebral ha indicado que, al dormir profundamente, nuestro líquido cefalorraquídeo es el que limpia el cerebro a través de una serie de ondas eléctricas. Por lo tanto, dormir poco o mal está asocia a una mayor acumulación de proteínas tóxicas, como la beta-amiloide, relacionada con el desarrollo del Alzhéimer.

Según un estudio realizado por la Universidad CEU Cardenal Herrera, con la colaboración de kNOW Alzheimer, y que ha sido recientemente publicado en la revista “Frontiers in Pharmacology”, es imprescindible y necesario aumentar el conocimiento de médicos y farmacéuticos sobre los factores de riesgo modificables de la enfermedad de Alzheimer, ya que, aunque su sintomatología es altamente reconocida, los factores de riesgo no lo son tanto, y suponen un factor fundamental para la prevención de dicha patología. Tan importante es conocer sus síntomas como sus factores predisponentes modificables, ya que ahí puede estar la clave de la prevención.