Cuando una persona comienza a reír se activa un total de 430 musculosa a la vez, los pulmones se fortalecen trasladando 12 litros de aire, y, en consecuencia, el corazón se fortalece porque se intensifica el riego sanguíneo. Esta técnica no cura, pero sí se sabe, científicamente que mejora la calidad del sueño, disminuye la ansiedad, los estados depresivos y la agitación, relaja los músculos y favorecen la respiración. Sin olvidarnos del aumento de endorfinas y la disminución de cortisona, dos neurotrasmisores asociados a la felicidad, en definitiva, claves para el bienestar mental.