Como voluntaria en un centro de día, Beatriz estaba acostumbrada a los singulares desafíos de comunicarse con personas con Alzheimer y otras formas de demencia. Un día, sin embargo, cometió un error insistiendo a Julián para que se terminara su zumo de uva.
“Bébaselo”, le dijo Beatriz, “beba así”, y Beatriz simuló un vaso imaginario entre sus manos. Julián siguió el ejemplo, acercando su vaso a los labios de Beatriz, y derramando todo el zumo de uva por encima de esta.
Cuando se trata de demencia, la alimentación puede representar una gran variedad de problemas. Igual que Julián, la persona puede haber olvidado la forma de comer, o de beber. Incluso en las primeras etapas puede ser un desafío para los que cuidan de sus padres ancianos conseguir que coman aun siendo todavía muy capaces.
Presentamos aquí 12 consejos para ayudar a cuidadores (profesionales o no) a lidiar con los problemas alimenticios y la demencia. Conviene recordar que la gestión de la atención de una persona con pérdida de la memoria es un proceso constante de prueba de diferentes métodos hasta encontrar aquel que funciona mejor con nuestra situación. Evaluación y re-evaluación de las medidas adoptadas según avanza la enfermedad es el curso natural de la solución.
- No preguntes. Si preguntas al abuelo si quiere comer le estás dando la oportunidad de decir que no. Es posible que haya olvidado lo que es la hora de la comida. Incluso puede ser posible que rechace la comida aunque realmente le apetezca comer. En lugar de de preguntar, prueba con frases del estilo: “Hora de comer”, o “vamos a comer ya”.
- Prepara la comida… y asegúrate de que se ve (y se huele). Aunque mamá pueda rechazar la comida cuando se la ofrezcas, antes o después el aspecto y el olor despertarán el deseo de comer.
- Come con la abuela. Comer es una experiencia social. SI ella te ve comiendo, puede querer unirse a la actividad. También le estás ofreciendo pistas sobre qué debe hacer para comer.
- Limita las opciones. Dependiendo de lo avanzada que esté la enfermedad en el abuelo, darle opciones a elegir puede ser demasiado para su capacidad. Puede que haya llegado el momento de que seas tu el/la que decide el menú, sin preguntar.
- Más comidas, menos cantidad. Comidas frugales más frecuentes puede ser más fáciles de digerir (nunca mejor dicho) que comidas copiosas. Experimenta con snacks saludables como alternativa.
- Prueba con diferentes texturas. Aun con demencia avanzada, las personas reaccionan al tacto de la comida en sus bocas. Aunque a mamá le encantaba la mostaza, puede que ahora el tacto frío y viscoso de la mostaza no sea de su agrado.
- Prepara tiempo suficiente para la comida. Es importante que el abuelo no sienta presionado para terminar. Las personas con demencia responden por igual al tono de voz y a la comunicación no verbal; utiliza un tono pausado y trata de transmitir calma durante todo el proceso.
- Si la persona con demencia vive sola -entendiendo que se trata de etapas de demencia iniciales- debemos aprovechar las visitas para echar un vistazo a la nevera; ¿contiene todo lo necesario para una alimentación equilibrada? ¿Están todos los alimentos en buen estado? Existen incluso ayudas en el mercado que permiten monitorizar los hábitos alimenticios de personas con demencia, que nos permiten saber si han comido, a qué hora, cuántas veces…
- Experimenta con nuevas ayudas como vasos adaptados, platos de colores, pueden ayudar a asociar colores con sabores, horas de comida o alimentos preferidos.
- Haz que te ayuden en la preparación. Cuando cuidas de personas mayores con demencia, involucrarlos en el proceso de preparación puede despertar su apetito, aparte de estimular su actividad cerebral.
- Minimiza las distracciones. Evita cualquier distracción en el ambiente que pueda apartar la atención del abuelo de la comida. Apaga la televisión o la radio, deja a los niños fuera de la habitación, y asegúrate de que la iluminación sea suficiente.
- En etapas muy avanzadas de demencia puede ser que tengas que ayudar de forma más activa. La abuela puede no recordar cómo se utiliza un tenedor, o incluso masticar. Si es necesario, enséñale el proceso dividiéndolo en tareas específicas, dando una tarea cada vez: “Levanta el tenedor. Coge un poco de comida con el tenedor. Llévatelo a la boca. Mastica la comida. Trágala. Finalmente, puedes necesitar darle de comer directamente.