-Los primeros síntomas de alzhéimer habitualmente se detectan cuando una persona que estaba bien empieza a notar problemas de memoria, que suelen ser a corto plazo. Esto va aumentando y se junta con otros síntomas cognitivos como desorientación, problemas de lenguaje y pérdida de habilidades manuales para vestirse o asearse.

-¿Cuándo es el momento de preocuparse?

-Cualquier persona que presente estos síntomas debería acudir a su médico y al neurólogo, porque los tratamientos que hay hoy en día son efectivos pero limitados. Su efectividad es más impactante sobre todo en fases iniciales de la enfermedad, por lo que el diagnóstico precoz es imperativo y fundamental.

-Asociada generalmente a la edad, este tipo de demencia ¿puede desarrollarse también en personas jóvenes?

-Su prevalencia aumenta con la edad y empieza habitualmente a partir de los 65 años pero sí, en personas por debajo de 40 o 45 años también puede darse. Normalmente son casos genéticos.

-En el caso de los mayores, ¿a qué se debe su aparición?

-Se sabe mucho de los mecanismos patogénicos de la enfermedad pero todavía queda mucho por conocer. Hay dos proteínas -Amiloide y Tau- que se depositan en el cerebro y que son tóxicas. A medida que pasan los años y se acumulan estas substancias se genera el daño.

-¿Por qué se produce esta situación que describe?

-Esa es la clave, la gran pregunta ¿por qué en unas personas se deposita y en otras no? Eso es lo que hace referencia a la causa pero todavía no se sabe. Además de la edad, influyen también aspectos genéticos, ambientales o el tener por ejemplo hipertensión, diabetes o colesterol. También sabemos que hay factores que protegen el inicio y desarrollo de la enfermedad, como es el nivel de actividad intelectual. Es decir, las personas que leen mucho en su edad adulta parece que tienen más reserva cognitiva que hace que la enfermedad aparezca más tarde o se desarrolle más lentamente.

-Precisamente, esta patología centra buena parte de los proyectos de investigación nacionales e internacionales...

-El alzhéimer es una enfermedad transversal en todas las poblaciones. Por lo tanto, todos los países, en la medida de sus posibilidades, están investigando lo que se puede hacer en cuanto a su tratamiento. Hasta ahora, los fármacos para prevenir o "curar" la enfermedad han sido infructuosos. Lo que tenemos disponible son tratamientos sintomáticos, que mejoran la memoria o aspectos cognitivos del sujeto sobre todo en las primeras etapas de la enfermedad. Pero esta mejoría, en muchos casos, es transitoria y parcial. Quizás uno de los motivos del fracaso de estos fármacos es que se empiece tarde. Es posible que lo que haya que hacer con la enfermedad es tratarla en etapas anteriores, por lo que la clave está en detectar los sujetos con riesgo y tratarlos.

-Por tanto, una persona que sospeche que ella misma o alguien de su entorno puede sufrir esta dolencia ¿qué pasos debe dar?

-Lo primero que hay que hacer es una historia clínica del paciente y una exploración. Con eso se establece si el sujeto tiene o no déficit cognitivo. Una vez confirmado este, hay que determinar su causa. Esto se realiza mediante una serie de análisis y pruebas radiológicas. Otras técnicas como la punción lumbar pueden ayudar también a confirmar el diagnóstico.

-Si se confirma el diagnóstico, ¿qué se recomienda para el día a día del paciente y su familia?

-Es muy importante que tenga una vida lo más activa posible, tanto física como intelectual. Así, los talleres de memoria, por ejemplo, son muy efectivos porque mantienen la agilidad mental. Pero también es muy importante el apoyo al cuidador, que sufre une estrés continuo y diario. Es una figura con una tremenda importancia, pues el sistema sanitario no podría acoger a la cantidad de personas con alzhéimer hoy en día..

-¿Hay vías de prevención?

-Con fármacos, la prevención aun no es posible. Pero es importante, como factor de protección, en primer lugar tener una vida activa, tanto intelectual como física. Además, hay que controlar otros aspectos como la diabetes, la obesidad o el colesterol. También por ejemplo los traumatismos craneales, que elevan el riesgo.

-Unas medidas que mañana (por hoy) formarán parte de sus explicaciones...

-Efectivamente, es algo que la población debe conocer y tener en cuenta. Desde luego, se ha confirmado que estas medidas que comentaba funcionan. No son la panacea pero sí ayudan a retrasar el inicio o la progresión de la enfermedad, por lo que estas charlas son muy importantes.

Fuente: farodevigo.es