El centro de detención de Harmondsworth, en el Oeste de Londres, está siendo en las últimas horas el centro de todas las miradas. Y no para bien. Las críticas por "falta de humanidad" que el servicio de Inspección de Prisiones británico ha proferido contra el centro por el tratamiento a un anciano de 84 años, con alzheimer y que murió atado a unas esposas que solo le quitaron una vez muerto.
Se llamaba Alois Dvorzac, era canadiense y no tenía papeles. Sufría una demencia severa cuando fue detenido el pasado mes de enero en el aeropuerto de Gatwick mientras intentaba pasar a Reino Unido. El médico que examinó al "frágil" anciano estableció que no era apto "para ser detenido o deportado; requiere asistencia social". Aún así fue enviado a Harmondsworth. Y aunque los papeles de la deportación ya estaban listos en ese centro, el médico truncó los planes de Inmigración al prohibir que el paciente cogiera un avión.
Días después, Dvorzac fue llevado al hospital. Esposado. Y así permaneció hasta que su corazón se paró.
No es un caso excepcional
Esta historia, reflejada en el Daily Mail, no es única. Otros casos de mal trato a detenidos en estos centros se han conocido en los últimos tiempos. "¿Acaso las autoridades responsables de Harmondsworth han olvidado los principios básicos de humanidad y decencia que merece cualquier persona bajo su custodia?", se pregunta Juliet Lyon, directora de la organización benéfica Prison Reform Trust.
Mientras los gestores del centro niegan que se espose a los detenidos sistemáticamente, sino que se hace "solo en los casos en los que está documentado que hay un riesgo de fuga se pueden utilizar las esposas, teniendo siempre en cuenta una serie de factores, entre ellos, la edad", Mark Harper, viceministro de Inmigración, admite que esposar a alguien que sufre demencia es "completamente injustificado y no se puede volver a repetir".
Mientras la polémica se hace más grande, el Gobieno británico sigue sosteniendo que el nivel de inmigración allí es "demasiado alto".
Fuente:Ecodiario