Jueves, 28 Julio 2016 16:58

LA ALIMENTACIÓN Y SU ADAPTACIÓN SEGÚN LAS ETAPAS DEL MAL DE ALZHEIMER

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Hoy vamos a proponeros al lectura de este interesante monográfico extraído de la página web de Know alzhéimer, en el que se hace un estupendo repaso por la adaptación de la alimentación del enfermo según la etapa de la enfermedad en la que se encuentre.

Y es que no es lo mismo alimentar a un enfermo en una primera fase que hacerlo cuando se encuentra en una etapa avanzada de la enfermedad en al que va perdiendo poco a poco capacidades básicas como el reflejo de deglución, con las enormes complicaciones que ello conlleva.

Por este motivo hemos creído necesario recomendaros esta lectura  porque os resultará muy útil y necesaria.

 

¿Cuál es la importancia de la alimentación en las distintas etapas de la enfermedad de Alzheimer? ¿Cómo actuar en la disfunción esófagica?

La relación entre la alimentación, nutrientes y cognición ha sido ampliamente estudiada, aunque con disparidad entre los resultados de estudios epidemiológicos y los ensayos clínicos que tratan de poner de manifiesto la utilidad de determinados nutrientes.

Parece haber evidencias epidemiológicas de que aquellas personas que han seguido a lo largo de su vida la denominada dieta mediterránea (rica en frutas, verduras, legumbres, pescado azul, aceite de oliva, pobre en carnes, y consumo moderado de vino) tienen menor riesgo de padecer demencia en general, y enfermedad de Alzheimer en particular. Su beneficio va ligado al consumo de ácidos grasos poliinsaturados, antioxidantes y ácidos grasos Omega 3. Diferente es demostrar los beneficios de este abordaje nutricional una vez desarrollada la enfermedad. Así, se han desarrollado ensayos con ácidos grasos Omega 3, antioxidantes (vitaminas C y E), Ginko biloba, etc., con resultados poco concluyentes.

Otro factor importante a considerar es la protección cardiovascular, donde la dieta ocupa un papel relevante. Sabemos que el adecuado control en edades medias de la vida de la hipertensión arterial (fundamentalmente), la hipercolesterolemia y la diabetes mellitus previene el desarrollo de enfermedad de Alzheimer (además de la demencia vascular). A caballo entre factores vasculares y oxidativos, habría que considerar el papel de la hiperhomocisteinemia como factor de riesgo de demencia. Causada por déficits vitamínicos (vitamina B12, vitamina B6, ácido fólico), parece recomendable corregirla, aunque los resultados de los estudios son controvertidos.

Recientemente se han publicado estudios (y está pendiente de su aprobación) con Souvenaid® en enfermedad de Alzheimer leve. Souvenaid® es un compuesto fármaco nutricional que contiene ácidos grasos polinsaturados, fosfolípidos, colina, uridina, vitamina E, C, B12, B6, ácido fólico y selenio. Su eficacia en enfermedad de Alzheimer leve parece ligada a que promueve la formación de membranas sinápticas, cuya destrucción parece clave en la patogénesis de la enfermedad.

Otro aspecto a considerar es la pérdida de peso que suele acompañar a la enfermedad de Alzheimer, aún no bien entendida y con múltiples factores implicados. Su abordaje, de forma sintética sería el siguiente:

  • Valoración del estado nutricional: en Geriatría usamos el Mini Nutritional Assesment (MNA), que es un test que nos permite identificar el riesgo de desnutrición o su presencia, valoración antropométrica (peso, talla, Índice de masa corporal), y bioquímica (albúmina, linfocitos, vitaminas (B12, fólico), minerales, etc.
  • Evaluación farmacológica: muchos de los fármacos que toman nuestros pacientes pueden interferir con el apetito y el peso (antidepresivos, fármacos para la demencia –IACE, etc.).
  • Comorbilidad: nuestros pacientes pueden sufrir otras enfermedades que afectan a su estado nutricional (alteraciones tiroideas, diabetes, etc.).

Planificación de la dieta:

  • Variada, adaptada al gusto del paciente, simple y fácil de administrar, adaptada en sus requerimientos calóricos a la actividad del paciente (si padece de deambulación errática, por ejemplo, los requerimientos calóricos serán mayores).
  • En 5-6 tomas.
  • Abundante hidratación.
  • Suplementada en el caso de haberse observada en la valoración deficiencias específicas (B12, fólico), o desnutrición calórico –proteica (suplementos nutricionales).

En el caso de los suplementos, deberían utilizarse en caso de haberse detectado en la valoración desnutrición proteica o calórica, o riesgo incrementado de padecerla. Se recomiendan aquellas fórmulas que son hiperproteicas e hipercalóricas, ya que con menos cantidad de volumen aportan mayor cantidad de energía y proteínas. Suelen llevar fibra y, en todo caso, se deberán adaptar a las peculiaridades de cada paciente.

Por último, en caso de disfunción orofariígea, el riesgo de aspiración es importante. Suele presentarse más comúnmente con líquidos o alimentos con diferentes texturas en el mismo plato. En estos casos, se recomienda que el paciente coma siempre sentado y bien erguido, presentación de la comida con textura homogénea (tipo puré, o batidos), y usar espesantes para la ingesta hídrica o gelatinas. El uso de sondas nasogástricas para administrar la alimentación en fases avanzadas de la enfermedad no han demostrado mejorar el estado nutritivo de los pacientes, ni prevenir los episodios de neumonías aspirativas, por lo que en la actualidad no se recomiendan.

Fuente: http://knowalzheimer.com/cual-es-la-importancia-de-la-alimentacion-en-las-distintas-etapas-de-la-enfermedad-de-alzheimer-como-actuar-en-la-disfuncion-esofagica/

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