Uno de los principales síntomas conductuales que presentan las personas con demencia neurodegenerativa es el hecho de que guardan o “esconden” determinados objetos cotidianos en lugares inadecuados, con el consiguiente conflicto que este hecho conlleva.
Conflicto por que en la mayoría de los casos los enfermos o no reconocen que han sido ellos, o si pro un casual, asumen su error, no consiguen recordar dónde han guardado tal o cual cosa.
Pongamos un ejemplo: una mujer de 68 años aquejada de alzhéimer ha “guardado” las gafas de su esposo, cuidador principal, en un lugar indefinido de su domicilio. Y no hay manera de encontrar un objeto tan necesario e imprescindible para su marido por ningún lugar de la casa.
El esposo se pone nervioso, se enfada, pierde los nervios, le grita a su esposa…….ella grita aún más que él, luego llora, después intenta irse de casa, posteriormente vuelve a llorar, y al final acaban ambos sentados en un sofá totalmente destrozados física y psicológicamente por la pelea, y sin haber servido para nada porque las gafas, que por cierto estaban “escondidas” dentro del tambor de la lavadora, no han aparecido aún…..
Esta puede ser la escena típica de un enfermo que padece este tipo de desorden conductual y la reacción de su cuidador si este no está “entrenado” para manejar con acierto este tipo de situaciones.
Por eso hoy queremos presentaros un artículo extraído de la página web de “diario de un cuidador”, en el que se explica con claridad meridiana los consejos a seguir para evitar este tipo de situaciones.
Esperemos os sirva y os ayude para solucionar estos efectos tan negativos en el cuidado de un enfermo que padece el mal del olvido o cualquier otra demencia afín.