Lo que es evidente es que, para el cuidador o la cuidadora, esta negativa supone una situación angustiosa porque no es lo mismo posponer un aseo, que no comer durante varias comidas seguidas. Comer es básico, y llevar una dieta equilibrada en este tipo de enfermos, más básico aún, así que el problema puede convertirse en una fuente de desesperación infinita para quienes cuidan.
Algunos de los problemas con los que nos encontramos son:
- Rechaza el alimento, lo tira o lo esconde.
- Se olvida que tiene que comer o de la última vez que comió.
- Presenta dificultades para tragar (Disfagia)
- No se acuerda de cómo usar y/o sujetar los cubiertos y tira la vajilla.
- Se atraganta con facilidad al tomar líquidos.
- Se le ponen delante demasiados platos y no sabe por cual empezar.
- Se le insiste para que coma más rápido.
- Siente dolor en la boca o la dentadura no está bien colocada.
- A veces pierden el apetito por la medicación.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
- Proporcionarle un ambiente tranquilo.
- Establecer una rutina diaria: comer a la misma hora, en el mimo lugar, con los mismos cubiertos, no cambiarlo del sitio en la mesa.
- Utilizar cubiertos y vasos fáciles de usar o adaptados.
- Ofrecerle abundantes líquidos para prevenir problemas de deshidratación.
- Preparar un menú equilibrado y variado, pero siempre intentando tener en cuenta sus gustos.
- Es imprescindible tener paciencia, no meter prisa y, sobre todo, no criticar la manera de comer cuando cogen erróneamente los cubiertos o hacen ruido con la boca, porque les hará sentir aún peor y la negativa a ingerir alimentos será aún mayor.
- Si llega un momento en el que les resulta difícil usar los cubiertos, una solución puede ser preparar alimentos que se puedan comer con las manos para que aún puedan conservar los reflejos mínimos a la hora de comer.
- Indicarle de forma sencilla y fácil como se deben usar los cubiertos o como debe masticar los alimentos, para de esta forma, facilitar la alimentación, pero dejando que conserve un mínimo de autonomía al seguir haciéndolo por sí mismos.
La clave está es no desesperarse, no perder los nervios, y ante todo, adaptarnos nosotros a ellos, no ellos a nosotros.
Otra cuestión importante es no olvidar que ellos no necesitan ingerir una gran cantidad de comida, con cantidades pequeñas repartidas en varias veces al día, es suficiente para las necesidades nutricionales y calóricas que este tipo de enfermos tienen.
Tened siempre presente que para conseguir cualquier cosa que nos propongamos, solo necesitamos AMOR y PACIENCIA.
Mª Magdalena Galindo Díaz
Psicóloga Centro de Día de alzhéimer “Tierra de Barros