Cuidador Principal y Cuidadores Auxiliares: Trabajar en Equipo
Este proceso puede sobrepasarnos y generarnos estrés, aumentando así las posibilidades de que aparezca el síndrome de Burnout. Especialmente, si nos encontramos solos ante este nuevo desafío que nos propone la vida. En algunos casos porque nos enfrascamos en la idea de que podemos hacerlo sin ayuda. Sin embargo, tomar esta decisión es uno de los mayores errores que, como cuidadores, podemos cometer.
La sobrecarga que nos autoimponemos al no querer disponer de ayuda acaba pasando factura no solo en nuestra salud mental y emocional, así también perjudicar el cuidado del propio enfermo de alzhéimer.
Buscar ayuda externa de otro cuidador/a no familiar, en ocasiones, genera miedo. Y es normal ante las noticias que leemos en los medios de comunicación sobre el maltrato físico y/o emocional hacia los mayores. Solo hay que rememorar los videos virales en los que se muestran maltratos y vejaciones.
Estos hechos, aunque aislados, tienen tal repercusión en la población que se acaba asumiendo como una realidad frecuente y, por tanto, generan un miedo irracional al cuidado externo. Es importante que no se generalicen esta mala praxis a todos los profesionales que se dedican a esta área.
No renunciar
Aún con este panorama, como ya se ha dicho anteriormente, renunciar a la ayuda se convierte en un grave error. Debido a la demanda, cada vez surgen más empresas dedicadas al cuidado del anciano en el hogar. Realizar entrevistas personales, buscar referencias, exigir una buena formación y experiencia pueden ayudarnos a eliminar las dudas y los miedos.
Una vez contratado el profesional, es recomendable observar los cambios, tanto positivos como negativos, que se produzcan en el enfermo de alzhéimer cuando está al cuidado del profesional. Del mismo modo, es importante que se realicen reuniones periódicas entre el cuidador principal (familiar) y los cuidadores auxiliares, con el fin de que las relaciones, la comunicación y, en definitiva, el cuidado desencadenen en beneficios, tales como:
Beneficios
* Mejora del ambiente y convivencia del enfermo de alzhéimer. Al existir dos o más cuidadores la calidad de vida mejora para ambas partes, ya que, la “carga” se reparte, evitando así el síndrome de burnout.
* Aumenta el optimismo y la amabilidad de los cuidadores. No existir un cansancio extenso, ya que habrá espacio para tomarse descansos y lograr despertar el cuerpo y la mente.
* Se obtienen cambios positivos en la salud mental del enfermo de alzhéimer. Al generar un ambiente tranquilo y sosegado el enfermo de Alzheimer ser mucho más colaborador en las actividades, hará menos probable las apariciones de conductas agresivas, de irritabilidad, nerviosismo o inquietud.
* Aumenta la red social, tanto del cuidador como del enfermo. Generando sensación de acompañamiento, evitando la soledad. Tengamos en cuenta que la soledad impuesta aumenta las probabilidades de desarrollar depresión.
* Mayor creatividad. Al conformar un equipo de ayuda compuesto por familiares y profesionales de la salud, surgirán ideas nuevas de actividades a realizar con el enfermo de alzhéimer.
En conclusión, buscar y pedir ayuda siempre será un beneficio tanto para el cuidador como para el enfermo. No nos ahoguemos en un vaso de agua, busquemos el mayor beneficio para ambas partes permitiéndonos las mejores condiciones para nuestro familiar, a la vez que nos permite armonizar el vínculo paciente-cuidador, estableciendo una relación que esté llena de amor, respeto y confianza para ambas partes.
Fuente: http://www.alzheimeruniversal.eu/2016/06/18/cuidador-principal-cuidadores-auxiliares/