• Proponer a la persona con Alzheimer la realización de actividades con las que sabemos que puede disfrutar. Poniendo más énfasis y reconocimiento en el hecho de hacer y no en el resultado.
• Valorar si las actividades que se le proponen tienen una complejidad asumible para la persona, para evitar que se pueda sentir frustrada. Si la actividad es compleja, se puede fragmentar en partes más sencillas o adaptarlas.
• Ser flexible en la propuesta y realización de actividades: a veces, una misma actividad puede ser recibida mejor en un momento del día que en otro.
• Ayudarle en la realización de las tareas que me gustaría que la persona hiciese, sin terminarlas por ella. Para provocar el inicio de la actividad y terminar con un reforzamiento de su sentimiento de utilidad y aportación productiva.
• Proponer actividades significativas y personalizadas, como, por ejemplo: escuchar música del agrado de la persona o realizar actividades que conecten con su historia de vida y recuerdos.
• Incluir la actividad física, como los paseos diarios.
• Mostrar afecto, cariño hacía la persona.

Por último, me gustaría recordarnos que estos temas tan interesantes e importantes son tratados en el GAM. El primer jueves de cada mes, familiares y socios de la asociación estáis invitados a estos espacios de aprendizaje y cohesión.

Rosa Ana García.

Psicología Alzheimer.