La apatía conductual hace referencia a una acusada disminución espontánea de tareas cotidianas que antes realizaba con normalidad e interés. La apatía cognitiva se refleja en una falta de iniciativa para la realización de actividades que impliquen alguna área, como, por ejemplo, el lenguaje. La apatía emocional, implica una disminución o ausencia de la expresión de sus emociones, aparentado indiferencia o carencia de empatía. Puede dar la falsa impresión de que a la persona no le afecta nada, es indiferente a su entorno o que no se preocupa por los acontecimientos que les suceden a sus seres queridos.
Los motivos que pueden favorecer que la persona muestre apatía, puede estar asociado a:
- El propio deterioro cognitivo asociado a un perfil ejecutivo.
- El grado de conciencia del deterioro. Puede hacer que su autoestima y confianza en sí mismo puede verse mermada, llevándolo a retraerse y creando una espiral negativa de pensamientos.
- Malestar emocional, como puede ser miedo, enfado, frustración, vergüenza, tristeza…
- Aburrimiento o percepción de soledad, que privan a la persona afectada de oportunidades de estimulación.
- Problemas de salud asociados o efectos secundarios de fármacos.
Aunque la apatía y la depresión comparten algunos síntomas (por ejemplo, retraimiento o baja actividad espontánea), no son lo mismo ni, necesariamente, aparecen juntas. En muchos casos, las personas con Alzheimer que muestran apatía, no tienen depresión. Simplemente, no muestran iniciativa o interés por actividades o por el entorno, o parecen no emocionarse por nada, pero esta conducta no suele estar asociada a síntomas depresivos, como la tristeza, la culpa o la desesperanza.
En la próxima publicación del miércoles, podremos ver que hacer como cuidador en estos casos.
Psicología Alzheimer
Rosa Ana García.