Podemos mitigar los efectos del otoño en nuestro cuerpo con una serie de medidas muy sencillas:
- Ejercicio físico diario: con más motivo en personas mayores o con movilidad reducida, ya que una actividad moderada mantendrá un buen estado osteoarticular actuando de manera preventiva ante posibles lesiones
- Ropa adecuada, aunque parezca muy obvio no lo es, a principio de otoño varían mucho las temperaturas a lo largo del día, es importante un tejido de algodón que transpire en las horas de más calor pero que sea capaz de calentarte si refresca.
- Alimentación propia para la estación, es momento de preparar más platos calientes (sopas y estofados), utilizar verduras propias de la estación (calabaza, seta, alcachofa…) y aumentar la ingesta de vitamina C (mandarinas, caquis y pomelos), que nos ayudara a prevenir los resfriados característicos de las primeras lluvias
- Aplicación de calor local, tanto seco (favorece la relajación muscular) como húmedo (mejora la rigidez), de manera continuada en las zonas más sensibles a contraerse en esta estación, como el cuello o la zona lumbar
Marina Preciado (Fisioterapeuta Alzhéimer “Tierra de Barros”)