Pues sí, parece una realidad casi palpable el hecho de que por fin esté en sus fases finales el test sanguíneo de detección precoz del Alzhéimer del que tanto se lleva hablando en la comunidad científica.
Se trata de un análisis de sangre basado en diez biomarcadores que podrá detectar con más de un 90 por ciento de precisión si una persona sana desarrollará o no deterioro cognitivo ligero o alzhéimer en los próximos tres años. Las predicciones del test se centran en diez fosfolípidos, unas moléculas grasas que constituyen la vaina de mielina que recubre las neuronas y facilita la transmisión de los impulsos nerviosos. Los fosfolípidos ya habían sido propuestos como uno de los elementos que antes deterioraba la proteína amiloide que recubre y destruye las células nerviosas, síntoma característico de la enfermedad de Alzheimer.
Si al final se consigue comercializar en un período de dos o tres años, supondrá un importante descubrimiento para detectar precozmente la enfermedad y poder abordarla terapéuticamente lo antes posible.
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