MADRID, 20 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de científicos ha demostrado que puede detectar pequeños fragmentos de proteínas mal plegadas en el líquido cefalorraquídeo tomado de pacientes con la enfermedad de Alzheimer, según las conclusiones de su estudio, publicadas en la revista 'Cell Reports'. Se ha sugerido que esos fragmentos son los principales culpables de esta patología.
Estos hallazgos dan esperanza de que los médicos podrían contar pronto con una manera de diagnosticar la enfermedad, de forma que los tratamientos puedan tener una mejor oportunidad de actuar, es decir, antes de que el daño cerebral se extienda y se establezca la demencia.
Los científicos solían pensar que las placas amiloides eran el problema del Alzheimer. "Ahora parece claro que los agregados no son los principales culpables, sino que lo son sus precursores, [llamados oligómeros ABeta]", explica uno de los investigadores de este trabajo, Claudio Soto, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Texas, en Houston, Estados Unidos.
"Esta la molécula es clave y podría ser la mejor manera y más fiable para hacer un diagnóstico precoz. Ése ha sido el mayor problema en este campo, que no se puede identificar a los pacientes hasta que ya están enfermos -agrega--. Esos oligómeros ABeta pueden estar circulando por el cuerpo durante años o décadas antes de que surjan los síntomas cognitivos".
En el nuevo estudio, Soto y sus colegas aplicaron una tecnología que desarrollaron anteriormente para la detección de las proteínas mal plegadas responsables de las enfermedades causadas por priones, incluyendo la enfermedad de las vacas locas.
Su tecnología de amplificación cíclica de proteínas mal plegadas (PMCA, por sus siglas en inglés) funciona ampliando las proteínas mal plegadas existentes y luego rompiéndolas en pedazos más pequeños. Cuando se mezclan con la proteína equivalente, la normal, los fragmentos mal plegados actúan como semillas para la formación, en el caso de ABeta, de grupos de amiloide como los que se encuentran en el cerebro de Alzheimer.
Los investigadores demostraron que su tecnología PMCA puede detectar oligómeros ABeta en concentraciones muy bajas y que podría también localizar una sola partícula mal plegada de ABeta. Soto y sus colegas fueron capaces de distinguir entre pacientes con enfermedad de Alzheimer y aquellos con otros trastornos neurodegenerativos o neurológicos con un 90 por ciento de sensibilidad y un 92 por ciento de especificidad mediante la aplicación de su prueba en muestras de líquido cefalorraquídeo.
Según Soto, el siguiente paso es adaptar la tecnología para su uso con sangre u orina, lo que sería mucho más fácil de obtener para analizar a personas perfectamente sanas con el fin de detectar signos bioquímicos de la enfermedad de Alzheimer. También continuarán explorando su utilidad para la detección de la patología antes de que aparezcan los síntomas.
Si investigación adicional puede confirmar la utilidad de esta prueba para la enfermedad de Alzheimer y tal vez otras condiciones (como la enfermedad de Parkinson), Soto cree que en tres años podría estar disponible en el mercado con la aprobación de la agencia norteamericana del medicamento (FDA, por sus siglas en inglés). Su equipo ya está involucrado en la comercialización de la tecnología PCMA para su aplicación en las enfermedades priónicas.